domingo, mayo 19, 2024
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Las sombras del Bicentenario

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El 25 de mayo se cumplen 200 años del nacimiento de Argentina como nación independiente. Ha comenzado, pues, a festejarse el Bicentenario con extraordinaria participación popular y no pocas e inexplicables sombras gubernamentales. Hubo desfiles militares con participación de las Fuerzas Armadas, de representaciones (comparsas, murgas, carrozas) de cada una de las provincias argentinas en la fiesta acompañado por 250.000 personas. Puestos gastronómicos provinciales y stands diversos, esparcidos en lugares claves de Buenos Aires, donde se han realizado grandes y variados e incontables actos con cantantes muy populares y diversas jornadas educativas, culturales, sobre los derechos humanos, y que, por las noches, invariablemente culminan con fuegos artificiales dibujando colores en el cielo. Se ha previsto, para hoy, la reinauguración del hermoso Teatro Colón para hoy, con 2.700 invitados. Asistirá el jefe de la Municipalidad de Buenos Aires, Mauricio Macri, el vicepresidente de la Argentina, Julio Cobos, y tres presidentes vecinos: José Mujica del Uruguay, Sebastián Piñera de Chile y Álvaro Uribe de Colombia. El Te Deum tendrá lugar en la catedral y en la basílica de Luján, al que asistirá la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El desfile final, mañana, será artístico y con seleccionadas escenas de los doscientos años de la historia argentina que se festejan. Luego tendrá lugar una cena de gala a la que asistirán, junto a invitados especiales, los presidentes de los países que hemos mencionado.

Las sombras vienen por el lado político. Por ejemplo, tras decir “Dios quiso que fuera la presidenta del Bicentenario”, la señora Cristina Fernández de Kirchner no se hizo presente en el desfile inaugural. Diversas fueron las excusas: desde las protocolares (que oficialmente no estaba en su agenda, pero en la página web de Presidencia figuraba) hasta el temor a los silbidos (de los que igualmente no se salvó al conocerse su ausencia). Ello dio relieve inesperado al gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, quien se enteró, en el palco, de que la presidenta no asistiría al desfile militar y allí se atrincheró, con su esposa, rodeado de ministros del Gobierno. Pero tampoco asistirá la presidenta Cristina Kirchner a la reinauguración del Teatro Colón, acaso para no encontrarse con Mauricio Macri (su posible rival en las venideras elecciones nacionales), quien, por otra parte, el sábado y el domingo tampoco se hizo presente en los masivos desfiles y prefirió mirarlos por televisión. Quien también los miró por TV fue el vicepresidente argentino Julio Cobos, quien ha sido invitado especialmente, hoy, por Macri, a compartir su palco en el acto del Teatro Colón. Pero mañana se irá a Mendoza, sencillamente porque no fue invitado a la cena gala (dijo que está fuera del protocolo desde el año 2008, cuando votó a favor de los reclamos del campo) por su compañera de fórmula, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien tampoco invitó a esta cena a los ex presidentes constitucionales.

En este contexto, las sombras han cubierto el Bicentenario de la Revolución de Mayo y desvelan una situación política compleja, triste, y, por cierto, oscura y distinta a la del primer Centenario, cuando la Argentina era, entonces, un país situado en los primeros lugares en la economía. 100 años más tarde, la situación no es la misma. La economía se ha estancado, la sociedad carece del brillo, la educación y la cultura de aquélla, y la dirigencia política, por así decirlo, surge muy triste. Por ello, el país no tiene inserción mundial en este ensombrecido Bicentenario de la Revolución de Mayo. Qué lástima.

Rubén Loza Aguerrebere

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