sábado, mayo 18, 2024
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Los adelantados de la crisis

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Hace unos días, a principios de este mes, Australia, ese continente-país del que tanto ignoramos, nos sorprendió a todos con una subida inesperada de los tipos de interés. Era el primer país, entre las potencias económicas de cierta envergadura, que anunciaba un aumento de sus tasas de interés para evitar que se le escapara la inflación de las manos y porque la economía estaba respondiendo mucho mejor de lo esperado a los estímulos habilitados por las autoridades. Este miércoles, otra economía de las medias tirando a grandes, Noruega, mucho más próxima a nosotros, nos ha sorprendido con una subida de tipos de interés, que es la primera que adopta un país europeo, en este caso no perteneciente a la Unión Monetaria, por lo que es ajena al Banco Central Europeo, que por su parte mantiene desde mayo los tipos de interés en el 1% para todo el ámbito de la Eurozona.

Las subidas de tipos de interés son ya, por lo tanto, una realidad que producirá inevitablemente cierto contagio, aunque en el caso de la zona euro parece que el asunto va para largo. Hay algunos analistas que consideran que hasta finales del año 2010 no habrá subidas de tipos de interés en la Europa comunitaria, la que abarca con su autoridad emisora y monetaria el BCE. El banco emisor europeo dejará pasar algún tiempo hasta que los bajos tipos de interés actuales (1%) jueguen su papel de estímulo en las economías europeas, que apenas están saliendo de la recesión. Es más, algunas están todavía a cierta distancia de lograrlo, como por desgracia parece que va a ser el caso español.

Es, por otro lado, bastante lógico que en este cambio de ritmo, Estados Unidos se adelante a Europa en las subidas de tipos de interés, por diversas razones, entre ellas que el crecimiento de la economía estadounidense en este segundo semestre del año 2009 parece estar siendo bastante superior, como tendremos ocasión de constatar este jueves. La inflación también está siendo superior. Y las subidas de tipos por parte de la Reserva Federal pueden proporcionar a los maltrechos bancos del país unas mejores oportunidades para rentabilizar sus inversiones. Con tipos tan bajos como los actuales, rondando el cero en Estados Unidos, las entidades financieras encuentran serias dificultades para ensanchar sus márgenes y mejorar sus beneficios.

No será descartable, en suma, que a los dos países mencionados, Australia y Noruega, se les una pronto Estados Unidos. Son, fuera del mundo emergentes, las economías que parecen haber remontado mejor la crisis económica, en el caso de Noruega gracias a sus potentes reservas y a su producción de petróleo, que han convertido al pequeño país nórdico europeo en uno de los principales exportadores mundiales de materias primas energéticas. A ello se ha unido una gestión bastante ortodoxa de la crisis económica, ya que tanto la inflación como el déficit fiscal se encuentran sometidos a un severo marcaje que ha posibilitado la recuperación del crecimiento.

La decisión que en su momento vaya a adoptar en al Europa del euro la Unión Monetaria pondrá de nuevo sobre la mesa la difícil toma de decisiones económicas de alcance supranacional (el BCE tiene un ámbito de decisión de casi una veintena de países, con tipos de interés y moneda comunes) en una zona marcada por la heterogeneidad tanto de sus políticas económicas como de los resultados obtenidos en estos dos últimos años. España forma parte de ese conglomerado de países europeos bajo el manto del euro y todo parece indicar que el ritmo de salida de la crisis económica va a ser mucho más lento en nuestro caso que en buena parte del resto de nuestros colegas europeos. La cuestión planteará problemas porque si el BCE decide subir tipos ante las amenazas inflacionistas y en un contexto de clara recuperación económica, con el PIB de las economías principales europeas en signo positivo, a España semejante política no le servirá de ayuda.

Parece que en el caso español falta más de un año para que el país pueda mostrar crecimientos económicos significativos, del estilo de los que han alcanzado ya prematuramente Australia y Noruega. Es decir, el previsible calendario monetario europeo nos puede pillar a contrapié y, encima, con una tasa de inflación negativa. España posiblemente tenga que enfrentarse a una fase de entre seis y doce meses en la que los tipos de interés predominantes en la Eurozona sean un serio problema para nuestro caso, que en esa etapa de cambio de rumbo se caracterizará por menor crecimiento, un déficit fiscal mucho mayor que el de estos últimos años y que la media europea y la necesidad apremiante de mantener por algún tiempo más los estímulos derivados de una financiación más barata. De todo ello se deduce la necesidad de que la economía corrija los desequilibrios a un mayor ritmo que hasta la fecha.

Primo González

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