sábado, mayo 18, 2024
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Fracasa la mediación en Honduras

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A un paso de la fábula de la zorra con las uvas, el depuesto Manuel Zelaya, bajo las anchas alas de su sombrero blanco, dice que el diálogo ha fracasado y que, de nuevo, se pone camino de la frontera, donde promete presentarse hoy. Pero acaso lo más notorio dentro de la fracasada segunda respuesta del voluntarioso presidente de Costa Rica sea, posiblemente, el corte con que el Tribunal Supremo hondureño se ha venido a adelantar contra el punto del segundo plan Arias, en el que figura como eje del pacto propuesto,el regreso de Zelaya a su país. Desde el Poder Judicial se hace la observación de que ese regreso no es posible porque Zelaya infringió la ley, a no ser que el retorno fuera para ingresar en la cárcel.

Habrá sido, aparte de la lógica del Poder Judicial, tanto como una ilustración testimonial de que no fue iniciativa del Ejército la detención y expulsión del entonces titular del Poder Ejecutivo por haberse extralimitado en sus prerrogativas, sino resultado de un veredicto judicial y producto de una añadida sanción política del Poder Legislativo. No fue un golpe militar, después del regreso de los militares hondureños a sus cuarteles hace 25 años, lo que hubiera representado una involución cierta, tal y conforme como se ha querido presentar, sino un desenlace de la mecánica institucional y democrática del poder hondureño, contra el apaño chavista de querer maniobrar, desde la jefatura del Estado, de la misma manera que se había hecho previamente en Bolivia y Ecuador, y antes de que, quizá, se quiera hacer por Daniel Ortega en Nicaragua. Y todo, además, envuelto para los incautos con los equívocos a beneficio de inventario de la Teología de la Liberación.

Aunque no hiciera ninguna falta, los jueces del Supremo hondureño le han salido al paso al presidente Micheletti, advirtiendo que todo pacto para el regreso de Zelaya es, conforme al derecho, un pacto imposible porque violaría la independencia y el fuero del Poder Judicial. Pero, en otro orden de cosas, al paso de los días, con el desarrollo de las comparecencias de personajes prácticamente desconocidos con anterioridad, se aportan luces con las que se identifica qué pudo ocurrir para que Zelaya diera el giro copernicano que le llevó a caer en el campo gravitatorio de Hugo Chávez.

Ahora resulta que la tal Rixi Moncada, portavoz de Zelaya, fue en su día, hasta la remoción institucional de éste, titular de la cartera de Energía en su Gobierno. Y siendo así, ¿cuál iba a ser la interlocución de referencia para la ministra de un país que no tiene mayores caudales de energía que la demostrada en este caso por sus gentes? Esa interlocución no podía ser otra que la Venezuela de Hugo Chávez, pero centrada menos en los barriles de petróleo que en la esgrima política de éstos por parte del golpista golpeado de Caracas. La tal Moncada sería desde esa percepción el enlace ideal, ahora como antes, entre la causa de Manuel Zelaya y los intereses en Honduras del Palacio de Miraflores.

Este viernes se presenta como otro día especialmente crítico entre todos los que han trascurrido desde la destitución del anterior presidente hondureño, y menos por la llegada de éste al linde fronterizo -posiblemente desde Nicaragua- que por el hecho de que no quedan más puentes y enlaces que lanzar, por Óscar Arias, desde Costa Rica.

José Javaloyes

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