Tras un primer intento fallido de alcanzar un acuerdo entre los 28 países miembro de la Unión Europea, este martes, finalmente, los ministros del Interior de la comunidad europea han establecido “por aplastante mayoría” la reubicación de 120.000 refugiados sirios en el viejo continente. A pesar del voto en contra de Hungría, Rumanía, República Checa y Eslovaquia; el documento ha salido adelante, explicitando que el proceso se realizará en dos fases. La primera consistirá en colocar a los 66.000 refugiados procedentes de Italia y Grecia, los países más afectados por la crisis migratoria; y los detalles de la segunda fase aún no han quedado estipulados en el documento firmado hoy.
Frente a la decisión tomada por la UE de prestar su servicio de ayuda y protección a los solicitantes de asilo que huyen de la guerra de Siria, se han desatado ya varias reacciones. Además de la actitud radical de Hungría frente al fenómeno migratorio, comportamiento que ha sido criticado por muchos países europeos, como Austria; otros países miembros han expresado su opinión sobre la acogida de refugiados sirios.
En primera instancia, el propio ministro del Interior de España, Jorge Fernández Díaz, advertía, a comienzos del mes de septiembre, cuando la crisis migratoria comenzaba a tornarse insostenible para Europa; que la acogida masiva de refugiados sirios suponía en sí misma una amenaza ante la posible entrada en el país de yihadistas entre todos los demandantes de asilo.
Para sostener su tesis, Fernández Díaz apelaba a la amenaza del ISIS, el autoproclamado Estado Islámico, quienes sí habían advertido de la probabilidad de la utilización de esa vía para introducir el caos en Europa. Ante esta amenaza, el ministro del Interior aseguraba con firmeza que había que tomar medidas muy cautelares para descartar esa posibilidad; y llamaba a una conciliación y compatibilización entre la ayuda a los refugiados sirios y la preservación de la seguridad nacional.
Frente a las alarmantes palabras del ministro del Interior, expertos en Relaciones Internacionales o Estudios sobre el Terrorismo afirmaban que, aunque es “perfectamente factible”, había que tener cuidado con las “excusas para generar alarma” entre la población. La reflexión perturbadora sobre la acogida de refugiados sirios en masa en Europa se saldó con un objetivo incuestionable: asegurar una rigurosa toma de medidas que vigilen la entrada y salida de solicitantes de asilo.
El debate se paralizaba así con una esperanza ferviente en esas medidas prometidas por el Gobierno español a comienzos del mes de septiembre. Sin embargo, otras voces alarmantes se han desatado en los últimos días, especialmente en la jornada de este martes; en la que se ha acordado hacer frente al caos de la crisis migratoria con solidaridad.
Así, el nuevo peligro llega de boca de las fuerzas de inteligencia alemana, quienes han dado una vuelta de tuerca más a la presunta amenaza; y advierten de que los islamistas radicales podrían tratar de reclutar para sus filas a jóvenes sirios recién llegados a Europa, especialmente a Alemania.
En este sentido, el jefe de los servicios de Inteligencia nacional alemanes (BfV), Hans-Georg Maassen, ha expresado que existe una gran preocupación con respecto a que “islamistas en Alemania, bajo el pretexto de ofrecer ayuda humanitaria, podrían intentar aprovecharse de la situación de los inmigrantes para convertir y reclutar a los que buscan asilo”. Así pues, ha puntualizado que su atención está “particularmente centrada en los refugiados menores no acompañados, que podrían ser presa fácil de los islamistas”.
Los comentarios expresados por Maassen llegan después de que los cuerpos de seguridad alemanes hayan registrado ocho propiedades en Berlín, incluida una mezquita, que eran sospechosas de ser utilizadas por islamistas que apoyan la lucha en Siria.
Las palabras del jefe de los BfV se suman al debate abierto en Alemania sobre cómo va a hacer frente el país a la acogida de tantos miles de inmigrantes y solicitantes de asilo.
Mientras, Hans-Georg Maassen aporta datos, con el fin de encontrar una solución y endurecer las medidas de seguridad; ya que, según las cifras aportadas por el alemán, el número de radicales salafistas en el país ha aumentado a 7.900, en comparación a los 7.500 registrados en el mes de junio. Incide, además, en que 740 islamistas de Alemania, de los cuales solo 5 son mujeres, han viajado a Siria e Irak, y un tercio de ellos están de regreso, dejando atrás a los 120 fallecidos en Oriente Próximo.
Pese a la teoría aportada por Maassen, éste insiste en que son suposiciones, y que lo fundamental es fortalecer la seguridad en el país, ya que, hasta ahora, no existen pruebas de que haya islamistas integrados o intentando infiltrarse entre los refugiados.