viernes, abril 26, 2024
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Trueba

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Los españoles tenemos la mala costumbre de ser en muchas ocasiones unos «quijotes». De no aprender de nuestros propios errores, ni de saber identificar a nuestros enemigos, que en muchas ocasiones están dentro de nuestras propias filas.

Lo ocurrido en el Festival de Cine de San Sebastián, donde el Gobierno de la Nación distinguía con el Premio Nacional de Cinematografía a Fernando Trueba por su carrera como director de cine. Además de rayar el esperpento, demuestra que hay veces que nos merecemos lo que nos pasa, por premiar a individuos que se aprovechan del dinero de los impuestos de todos los españoles para rodar sus películas y que a la primera oportunidad escupen en la cara de sus mecenas, y de los que les otorgan los premios.

Fernando Trueba, del que todos los españoles nos enorgullecimos allá por los comienzos de los años noventa tras ganar para el cine español un Oscar con su película Belle Epoque, demostró al recoger dicho premio de manos del Ministro de Educación y Cultura, Iñigo Méndez de Vigo, no sólo que es un felón a su país sino que además, insultar al país que le premia tiene recompensa económica. Al señor Trueba los treinta mil euros del premio de los impuestos también de todos los españolitos le saben a gloria, para metérselos en la buchaca y salir corriendo echando pestes de todo lo que huela a España.

Al señor Trueba los treinta mil euros del premio de los impuestos también de todos los españolitos le saben a gloria

Que Fernando Trueba en el mismo acto diga que se siente apátrida y que no se siente español está dentro de la libertad que él mismo cacarea, y tiene suerte de ser español aunque no lo quiera, ya que en muchos países del globo terráqueo ofender al país y sus símbolos se paga duramente.

Me imagino que tiene que ser muy frustrante para ese director de cine vivir en un país que efectivamente ganó a los franceses la Guerra de Independencia, y para desconsuelo de Trueba, además, de ganarles en su propia casa el campeonato europeo de Baloncesto. Lo cual, sabiendo las posiciones del señor Trueba le habrá llevado a una depresión sin límites.

Pero estos progres titiriteros, a los que junto a su clac les ríen las gracias y aplauden destrozándose las manos son los que se desgañitan luego pidiendo subvenciones y ayudas para el cine, es decir, quejándose para que sigamos pagando todos para que nos sigan insultando.

Trueba ha perdido un espectador en mi persona para lo que queda de vida, y animaré desde la libertad que él predica para que se sumen muchas personas a no ver sus películas. Ni dejar un céntimo de euro en taquillas para las creaciones de aquél que desprecia a España y que dice además que ni cinco minutos de su vida se ha sentido español (sic).

Dicho esto confío que en aras de la libertad y la comunicación que demanda el Señor Trueba, no le moleste que informe el proceder de los amiguetes del señor director premiado. Me refiero a su colega el Presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, el señor Antonio Resines, que no cabía de gozo con el discurso de Fernando Trueba y que cuando concluyó se dirigió al Delegado del Gobierno del País Vasco, Carlos Urquijo, para alabar el discurso y preguntarle seguidamente si le había gustado, siendo contestado por el Delegado con un categórico «no me ha gustado nada». Es una pena pero muy esclarecedor que todo un Presidente de ese sarado, invitado en la tierra del Delegado del Gobierno, le espetara por la espalda cobardemente y en bajines a su acompañante «normal que no le guste al facha de Urquijo». Y es que a veces hay oídos en todas partes.

Le espetara por la espalda cobardemente y en bajines a su acompañante «normal que no le guste al facha de Urquijo»

Eso sí, me imagino que el señor Resines habrá hecho méritos con ese proceder para ser homenajeado y premiado.

Carlos Iturgaiz

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