El objetivo de Alberto Garzón no sólo es liderar un proyecto “progresista”, que defienda los “intereses de la gente”, que luche «contra el bipartidismo y el neoliberalismo» y que sea capaz de echar de La Moncloa al Partido Popular y bloquear el paso a los socialistas. Según fuentes cercanas a IU, detrás de su empeño de confluir electoralmente con Podemos se esconde una meta más: deshacerse de la “deuda impagable” de 15 millones de euros de Izquierda Unida. “No quiere pagarla”, advierten las mismas fuentes, que ya apuntan a una fórmula posible para eludirla: «Operar con Unidad Popular», las otras siglas con las que concurrió el pasado 20 de diciembre y que están libres de deuda.
Iglesias y Garzón ya han mostrado su disposición a sentarse en una mesa a negociar. Aunque aún está pendiente de negociación la fórmula jurídica que adoptará esta colaboración. En primer lugar, Podemos e IU deberán decidir si concurren juntos como coalición electoral o como partido instrumental. También tendrán que negociar los puestos que ocuparán Garzón y el resto de miembros de IU en las listas. Según informan a estrelladigital.es fuentes cercanas a la formación, el dirigente malagueño estaría negociando entre “siete y diez puestos”, que inevitablemente provocará el desplazamiento en las listas de algunos líderes de Podemos.
Y por último, habría que determinar el nombre con el que se presentarían a los comicios del 26 de junio. Según advierten diversas fuentes, la siglas de IU tienen que quedar registradas “sí o sí” en la fórmula que finalmente se decida. “Si no es así, Iglesias y Garzón correrían el riesgo de que otro candidato se presentara con ellas”. Ahora bien, prácticamente nadie en IU cree que en la fórmula que se elija aparecerán sus siglas. Una opción podría ser Podemos-Unidad Popular, aunque la semana pasada, uno de los promotores de esta idea, Juan Carlos Monedero, apuntó a integrar IU en Podemos-En Común.
“La idea que se está manejando es guardar las siglas de IU en un cajón para siempre y operar con Unidad Popular”, advierten desde la formación, además de “no pagar más deuda, por supuesto”. Ahora bien, advierten desde la formación, “alguien deberá pagarla”. “A los proveedores y a los bancos hay que pagarles, si no podrían incurrir en delito”, recalcan las fuentes de IU consultadas.
Una vez que las siglas de IU se guarden en un cajón definitivamente, “deberán convocar un concurso de acreedores”. Una posibilidad que varias fuentes consultadas ya dan por hecho, sobre todo después de ver “cómo Garzón renunció a formar grupo propio en el Congreso”. “Un candidato que renuncia a esta posibilidad acusando a otras formaciones y al reglamento del Congreso, es un candidato que no quiere pagar su deuda”, zanjan en IU, donde recuerdan que “los 2 millones de euros que habrían recibido por 'mailing' hubieran podido salvar IU”.
La deuda, un obstáculo también para Podemos
Podemos ya utilizó en el pasado el argumento de la deuda como excusa para no confluir con Izquierda Unida. El problema de la formación de Pablo Iglesias con IU no sólo era la “mochila” de Garzón –representada principalmente por José Luis Centella-. Tampoco los “cenizos políticos, que en 25 años han sido incapaces de hacer nada”. Ni siquiera Cayo Lara, el “típico izquierdista tristón, aburrido, amargado», que da por hecho que “no se puede cambiar nada”, porque “aquí la gente es imbécil y va a votar a Ciudadanos”. Tal y como les describió en una polémica entrevista.
El rencor de Iglesias tenía una explicación: Izquierda Unida no le permitió entrar en sus listas a las últimas elecciones europeas. Así surgió Podemos. Pero la insistente negativa de Iglesias a Garzón no sólo escondía rencillas personales, sino también respondía a una motivación económica. La formación liderada por Pablo Iglesias tiene un compromiso con sus votantes que ha convertido en seña de identidad: no endeudarse con los bancos. No hipotecar de por vida sus decisiones políticas. Y la abultada deuda de IU podía ponerlo en cuestión.
Antes del 20D, los dirigentes de Podemos creían que fagocitar a IU era cuestión de tiempo. Si no era por la vía del “secuestro” de sus dirigentes más destacados, sería por la vía de las urnas. Pero una vez más, la realidad se impuso: el millón de votos que Alberto Garzón obtuvo en las urnas hubiera sido clave para la formación morada. Hoy, que una nueva convocatoria electoral parece que cada está más cerca, la formación morada ha optado por cambiar de estrategia: Iglesias y los suyos ya no sólo quieren a Garzón, también quieren a sus votantes.
Para ello, están dispuestos a tragar con lo que sea, incluido la detestada fórmula de la “sopa de siglas”. De hecho, Garzón ya ha prometido a los suyos que la identidad de Izquierda Unida no quedará diluida en Podemos. «Somos proyectos que marchan separados, pero podemos ponernos de acuerdo en determinadas situaciones. IU ni va a desaparecer ni va a ser liquidada o absorbida por Podemos”, ha advertido Garzón en infinidad de ocasiones. Un extremo que no todos en la formación de izquierda se creen. “La deuda de IU no la quiere Podemos, pero tampoco Alberto Garzón”, advierten fuentes cercanas a la coalición de izquierdas.
De hecho, éste es un escollo en el que ya se está pensando en el seno de la coalición de izquierdas. “Las muestras son evidentes”, advierten las mismas fuentes. “Ya no pagan los créditos a los bancos y ya han empezado a despedir a gente”, rematan. La opción del ERE ya se está estudiando. Es más, hasta la fecha ya se han despedido a “ocho empleados”, aunque ni uno cercano al diputado. “Se está despidiendo a administrativos y técnicos. Y se están quedando los liberados afines a Garzón”, advierten fuentes internas de IU, que aclaran que ahora el partido se mantiene con el presupuesto con el que cuentan los seis eurodiputados de IU para contratación.