El desafío soberanista en Cataluña no sólo divide a CiU y a los socialistas, donde las desavenencias internas por afrontar esta grave crisis política y territorial son evidentes. Sino que en el Partido Popular tampoco es oro todo lo que reluce. La direcciones nacional y autonómica también reman en sentidos opuestos. Lejos quedan ya esas proclamas ‘populares’ en las que se insistía en que la formación liderada por Mariano Rajoy era la única que defendía un discurso único y nacional. El discurso liderado desde Génova,13 ha dejado de resultarle interesante a la facción regional, que liderada por Alicia Sánchez Camacho ve cada vez más mermadas sus opciones de remontar su peso en Cataluña. Las encuestas ya avisan. A principios de verano un sondeo elaborado por El Periódico de Cataluña ya situaba a Ciudadanos al mismo nivel que los ‘populares’, y hace menos de un mes uno elaborado por la Cadena Ser ya situaba a la formación liderada por Albert Rivera como tercera fuerza política en Cataluña, notablemente por encima del PP y del PSC.
«No podemos estar sin hacer nada». Ésta es la batalla con la que ha llegado este lunes Alicia Sánchez-Camacho a Madrid. Un mensaje de advertencia directa al inmovilismo que está liderando Mariano Rajoy con respecto a Cataluña. La posición del Ejecutivo hasta la fecha está clara: sí al diálogo, la lealtad institucional y la cooperación, pero nada de hablar de consultas que contravienen a la Constitución. Mientras tanto, el Partido Popular en Cataluña sigue sin encontrar su hueco, al tiempo que ve cómo formaciones como la de Rivera -con un mensaje más claro y directo- le comen el terreno. Una gran parte de los catalanes que quieren ser españoles ya han encontrado su altavoz en Ciudadanos. Y por ello, los ‘populares’ catalanes han apostado por ir un paso más allá y representar a esos catalanes que aún queriendo seguir formando parte de España también ven necesario darle una vuelta de tuerca al encaje de la región en España.
El problema está en la fórmula planteada, que ha vuelto a revolucionar al personal: la ‘pela’. Sánchez-Camacho es de las que piensa que la solución al problema secesionista pasa por ofrecer un estatus financiero «singular» a la región. La dirigente ‘popular’ quiere una «revisión profunda» del modelo de financiación para modificar todo lo que no funcione. Así pues, la presidenta del PP en Cataluña quiere limitar la solidaridad entre las comunidades autónomas, un mecanismo que ya tienen los ‘landers’ alemanes, de tal manera que una autonomía no pierda posiciones de riqueza tras su aportación a la caja común. Y también pretende que se controle el dinero que aporta una comunidad autónoma a otra y que esa partida tenga una aplicación directa, como sucede con las subvenciones de la UE.
La propuesta no es nueva. Fue aprobada en el congreso de los populares en Cataluña en mayo de 2012 como alternativa al pacto fiscal propuesto por Artur Mas. Pero ni Génova ni el Gobierno central piensan que éste sea el mejor momento para volver a ponerla sobre la mesa. Ha caído como un verdadero jarro de agua fría. El desafío soberanista en Cataluña preocupa y mucho a los ‘populares’. Y los quebraderos de cabeza a este respecto han sido múltiples, pero parecía que la estrategia había quedado clara. Hace un mes que Rajoy reunió por primera vez a la cúpula del partido en La Moncloa y les explicó las líneas maestras. Desde el Gobierno se seguiría manteniendo la puerta abierta al diálogo y desde el partido se daría luz verde para reforzar la estrategia del PP en Cataluña. La primera propuesta: liderar un pacto antisecesionista en el que se esperaba incluir a Ciudadanos, PSC y Unió; y que ha supuesto un fracaso absoluto. Ninguna formación ha abierto su puerta al PP.
Así que Sánchez-Camacho se ve a la deriva. Sin una estrategia clara y ha decidido llamar la atención de Madrid: recoger el testigo de muchos de sus rivales políticos y empezar a dar guerra con la «singularidad» de Cataluña respecto al resto de España. Una llamada de atención directa a La Moncloa, que hasta el momento había decidido esperar a que la oposición de Unió a la independencia dejara en un callejón sin salida a Mas y que le obligara a retroceder. Hasta la fecha el presidente no había tenido ningún problema en ignorar las ‘terceras vías’ propuestas por los socialistas y por Duran i Lleida, pero ¿cuál será su posición frente a la alternativa propuesta por su mujer de confianza en Cataluña?
Por el momento, Génova ya ha levantado un muro bien alto y muchos de sus compañeros ya se le han alzado en armas ante la posibilidad de que Cataluña resulte beneficiada con el nuevo modelo de financiación autonómica. Los ‘populares’ en Aragón, Valencia, Canarias, Galicia y Extremadura ya han manifestado su oposición abierta a la idea de Camacho. Aunque especialmente dura en esta cuestión se ha mostrado la Comunidad de Madrid, que al igual que Cataluña se ve perjudicado en el reparto autonómico. Ignacio González incluso ha pasado a la amenaza. «Si alguien tiene la tentación de dar un régimen fiscal a la carta, nosotros desde Madrid pediremos que se consulte a los madrileños también para ver qué régimen quieren desde el punto de vista de la financiación porque tienen derecho con el esfuerzo que están haciendo y el agravio que están recibiendo». Éste sin duda ha sido un importante revés para la dirección nacional que este viernes se esforzaba en explicarle a la dirección del PP de Madrid que debía de seguir siendo solidaria con el resto de España.
Así que la solución por la que ha optado este lunes Génova ha sido por zanjar el tema. No hay lugar para la discusión. María Dolores de Cospedal ha calificado de «opinión» la propuesta del PP catalán y ha dejado clara cuál será la línea roja: la «igualdad» entre los españoles. «La solidaridad interterritorial está en los genes del partido», ha proclamado la también presidenta de Castilla-La Mancha.