sábado, mayo 18, 2024
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La red no se olvida de los secuestrados

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Salvo contadas excepciones marcadas por algún hecho noticiable, la cobertura mediática del secuestro de los tres cooperantes españoles en Mauritania no ha tenido el eco que sí consiguió el cautiverio de los marineros del pesquero Alakrana. Puede que estemos aprendiendo la lección, aunque hemos asistido a lamentables excepciones en forma de barbaridades dichas y escritas por los habituales miembros de la corte opinadora más rancia. Alguno venía a decir que lo que les había pasado a nuestros compatriotras se lo merecían por hacer turismo de aventura. Con un «convertís en héroes a esos pijos» e insultos propios de cualquier antro de whisky barato y navaja al cinto, podría resumirse el profundo pensamiento de los que reflexionaban -por llamarlo de alguna manera- sobre la conveniencia de acudir a países complicados para ayudar a los que necesitan de nuestra solidaridad. Al menos ya sabemos lo que entiende por pijo una japonesa. Lujo asiático. Puede que sea un nuevo contenido que deberían incluir en su particular educación para la ciudadanía. La solidaridad no es mala del todo, mientras no pongas en riesgo tu pellejo. En ese caso, dejemos el tema para los misioneros.

Afortunadamente, desde la red nos llegan iniciativas que nos abocan a pensar que todavía hay esperanza en este país en el que los hipócritas tienen barra libre y las declaraciones ligeras a veces pesan más que las reflexiones sosegadas. En Facebook existen varios grupos de apoyo a nuestros cooperantes; uno de los mayoritarios ha sido creado por mi vecino García Rico. En él se pretende mantener viva la esperanza de una solución que nos devuelva a Roque, Albert y Alicia sanos y salvos. Cada día varias decenas de personas suman su voz en ese espacio sin pedir nada más que la vuelta de los que marcharon a aquellas tierras con la única intención de paliar el sufrimiento de sus iguales. ¿Que fueron poniendo en riesgo su vida? Probablemente. Eso sólo engrandece su acto y convierte en mezquino al que se atreve a quitarle mérito a una acción tan necesaria.

Éste es sólo un ejemplo del gran movimiento de solidaridad en el que se convierten las redes sociales cuando las personas tienen el lugar adecuado para expresarla. Quiero recordar a las decenas de miles que se sumaron al grupo que pidió la libertad de Íngrid Betancourt u otros tantos que viven sus días bajo la implacable bota de los terroristas. Esos mensajes de apoyo, el simple hecho de pulsar un botón para sumarnos al soporte digital de una causa, son un bálsamo para tantos familiares y amigos que de esta forma saben que no están solos. Que no dejaremos de reivindicar la libertad de sus seres queridos en ningún momento.

Roque, Albert y Alicia lo verán a su vuelta. Podrán comprobar que este país estuvo a su lado en la distancia y sin fisuras. También podrán leer, primero con indignación y luego con vergüenza ajena, lo que cuatro personajes sin corazón se atrevieron a decir mientras ellos sufrían en algún agujero del desierto con un Kalashnikov apuntándoles a la cabeza. En este caso, la sociedad habrá dado una lección más a todos aquellos que tratan de hablar en su nombre y con dificultad se representan a si mismos.

Grupo en Facebook de apoyo a los tres cooperantes españoles secuestrados

Enlace: http://www.facebook.com/pages/Libertad-inmediata-para-Roque-Albert-y-Alicia-Cooperantes-secuestrados/355699310299?ref=search&sid=690519899.3479613280..1#/pages/Libertad-inmediata-para-Roque-Albert-y-Alicia-Cooperantes-secuestrados/355699310299?v=wall&ref=search

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