Afirmó que el Gobierno central «está intentando buscar soluciones porque hay instituciones financieras y cajas que reclaman respuestas de carácter técnico con cierta celeridad», pero que «está buscando una respuesta y quizás está escuchando más a los bancos que a las cajas. Hay muchos bancos pequeños, y no se habla de los bancos», lamentó.
Calzada aseveró que Caixa Girona ha tenido contactos «informales» con Caixa Catalunya y Caixa Tarragona, pero que no hay nada «serio» sobre una fusión entre las tres.
«Como presidente no he tenido ninguna conversación de los tres presidentes a puerta cerrada, ha habido una conversación informal hace un par de meses con el presidente de Caixa Catalunya, pero nada más», expuso.
Añadió que los tres directores generales se reunieron hace un mes a instancias del director general de política financiera de la Generalitat para comentar este posible escenario, pero que fue una consulta «informal» y no hay contactos «serios».
«No hay nada, lo que hay es interés por dar por hecha esta fusión y otras. Primero porque mirando los estatutos es lo más fácil, y porque para conseguir fondos del nuevo decreto se están pidiendo integraciones», remachó.
Calzada defendió que Caixa Girona «no tiene ninguna necesidad de ir hoy por hoy a las fusiones», que es posible que en el futuro se deban contemplar, pero que también se pueden contemplar otras alianzas estratégicas u otras concentraciones. «Caixa Girona tiene solvencia, recursos y liquidez suficientes para mirar el futuro con cierta tranquilidad», apostilló.
El presidente saliente de la caja gerundense aseguró que la Generalitat ha sido siempre «cuidadosa respecto a las cajas», y que la posición del consejero de Economía y Finanzas, Antoni Castells, ha sido «exquisita».
Con todo, instó a que en Cataluña se preserve el modelo de cajas local desde el Govern: «Si las fusiones son inevitables, se debe analizar el mapa con rigor y analizar que si no es imprescindible, no haya fusiones con entidades de otros territorios, porque automáticamente perderíamos el poder político de la tutela y control del Govern, y lo que es más grave, perderíamos la proximidad e identidad».