En la historia del Mundial de Motociclismo, la presencia de las mujeres piloto ha sido realmente muy escasa. Sin embargo, algunas valientes han luchado muchísimo para que se les reconozca por su trabajo en un mundo tachado de machista donde muchos creen que las chicas solo deberían entrar a los circuitos para ser ‘paragüeras’.
María Herrera es la única mujer que corre en Moto 3 esta temporada, después de que Ana Carrasco se quedara sin ningún tipo de apoyo al terminar el año pasado. En cambio, la familia Herrera pudo hacer auténticos malabarismos para que María pudiera correr en 2016.
Su equipo renunció a su plaza por falta de patrocinadores un mes antes del inicio de la temporada y su familia ha tenido que recurrir a un crédito y a la ayuda de un amigo paterno para recaudar los 300.000 euros que necesitaba. Además, consiguieron el apoyo técnico de Laglisse y corre con una KTM en su equipo particular sin ningún compañero con el que compararse.
No obstante, con una formación tan modesta ha conseguido unos resultados excepcionales esta temporada, pese a que otros cuentan con motos mucho mejor preparadas. En Malasia finalizó en la 16ª posición y se quedó al borde de los puntos, mientras que en Argentina sumó sus primeros dos tantos del año al finalizar 14ª. Por eso, no sería de extrañar que la toledana quedase en las posiciones de privilegio de forma asidua durante toda la temporada.
Sin embargo, María no es una recién llegada al Mundial, puesto que ya compitió en el Gran Premio de Aragón de 2013 y también estuvo en Jerez y en Montmeló en 2014. El año pasado fue su primer año completo y logró puntuar en tres carreras con un destacado undécimo puesto en Australia. Sumó nueve puntos en total, mientras que Ana Carrasco no logró estrenar su casillero en ese curso.
Taru Rinne y Tomoko Igata, sus grandes objetivos
En cualquier caso, la joven de Oropesa sigue con la labor que inicio Beryl Swain, quien en 1962 se convirtió en la primera mujer en correr en el Mundial en la carrera de Islas Caimán en la que terminó 22ª. Después, en 1982, Gina Bovaird se convirtió en la única mujer que hasta el momento ha participado en la categoría máxima, por aquel entonces 500 cc, aunque ni siquiera terminó la prueba.
Por el Mundial han pasado cerca de una veintena de mujeres entre las que destacan la finlandesa Taru Rinne y la japonesa Tomoko Igata que llegaron a ser séptimas en una carrera. Ambas lograron un total de 23 puntos en su mejor temporada. Más recientemente, la alemana Katja Poensgen también hizo historia al conseguir dos puntos en Moto 2 y Elena Rosell fue la española pionera al correr en esa misma categoría.
De esta forma, María Herrera sueña este año con superar el récord de puntos entre las féminas y tampoco se puede descartar que en una carrera accidentada pueda llegar a estar entre las seis primeras. No lo tendrá fácil, aunque si persiste en su empeño en las próximas temporadas y puntúa con asiduidad este año seguro que en las próximas temporadas no le faltan los patrocinadores.
Pese a todo, parece que ni siquiera existen marcas dispuestas a hacer discriminación positiva en este mundo, pero muchas personalidades importantes del paddock del Mundial todavía piensan que las chicas no están ahí por sus propios méritos. “Utilizando una actitud sexista, se ha traído a una piloto por el hecho de ser una chica, con el objetivo prioritario de sacar así el mayor rendimiento publicitario posible a la sustitución de Julián Simón”, explicó Sito Pons para explicar la presencia de Elena Rosell en su primera carrera.
Además, entre los pilotos también existen ciertas reticencias y muy pocos consideran que ellas estén a su mismo nivel, a pesar de que en categorías inferiores muchas niñas arrasan. “Chicas, motores y amistad son la sal de la vida, pero las mujeres que compiten en la pista me tocan las pelotas, esto es un deporte para hombres”, señaló el fallecido Marco Simonchelli sin ningún tipo de miramientos cuando le preguntaron por el asunto.