Mourinho dijo hace años que Khedira era un jugador top y la mayor parte de los presentes en aquel momento se echaron a reír. Pocos habían visto jugar a Sami antes de fichar por el Real Madrid y ninguno se quería acordar de las exhibiciones que ya había dado con la camiseta de Alemania.
Khedira ha sido cuestionado desde el primer día que llegó al Bernabéu porque no es un jugador vistoso y tampoco tiene nada mediático (salvo su esposa). Sin embargo, los técnicos del Real Madrid se deberían hacer mirar su capacidad para hacerle rendir porque nunca lo han terminado de conseguir. Tácticamente siempre ha sido un jugador de matrícula de honor, pero de blanco ha tenido las alas cortadas para subir al ataque y una falta de confianza generada por el desprecio mediático que ha sufrido por algunos frentes.
Este martes bordó su fútbol, a pesar de estar todavía renqueante de la grave lesión que le ha tenido casi toda la temporada en el dique seco. Asfixió con su presión a la defensa y al centro del campo alemán y decidió con clase y pausa cuando le tocó pasar o rematar. Se compenetró a las mil maravillas con Kroos, al que le regaló dos goles y demostró que haría una pareja de ensueño con él, cuando todo el mundo se encarga de buscarle compradores.
Por su parte, el jugador que tiene todo para ser nuevo futbolista blanco pasó y repartió el juego como nunca. Demostró que ve los espacios que crean sus compañeros como pocos y que tiene una gran capacidad para no perder nunca el balón. Entre los dos marcaron tres goles, pero que el aficionado madridista no se ilusione en este aspecto: esta noche se alinearon los planetas en favor del fútbol alemán.
Por otra parte, Miroslav Klose presionó como un chaval de 18 años y se convirtió el máximo goleador en la historia de los Mundiales con 16 goles, una cifra con la que supera los 15 del brasileño Ronaldo Nazario, gracias al tanto que ha hecho ante Brasil en la semifinal de la Copa del Mundo en la que su equipo venció 1-7 a la anfitriona en Belo Horizonte.
Klose consiguió el segundo gol de la histórica goleada que su selección consiguió este martes. El tanto que le aúpa al primer escalón del podio llegó tras recoger el rechazo a un tiro que él mismo había hecho instantes antes. Fue el gol número 16 para él en la historia de los Mundiales y el segundo en la presente cita.
El jugador nacido en Polonia ha conseguido esta cifra en cuatro Mundiales. En el primero que disputó, en Corea y Japón 2002, hizo cinco goles; en el segundo, en Alemania, consiguió otros cinco; mientras que en el torneo de Sudáfrica firmó cuatro tantos. Por detrás del alemán quedan ahora Ronaldo, con 15, y su compatriota Gerd Müller, con 14.