domingo, mayo 19, 2024
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La felación más dolorosa de la TV en España

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Que la gente muchas veces quiere su minuto de gloria en televisión es totalmente cierto. Que a muchas de esas personas no les importa hacer el ridículo con tal de tenerlo, también. Eso es lo que demostró una invitada de un programa histórico de Telemadrid que ahora la propia cadena autonómica madrileña ha querido repescar para desgracia de esa protagonista, que ha vuelto a quedar marcada ante la sociedad. 

Ella y quizás su novio, si sigue ejerciendo como tal o si incluso dio un paso al frente y ahora es su marido. En aquel momento él ni pestañeó, pero seguramente ahora le habrá hecho muy poca gracia volver a ver aquél pasaje del terror que tuvo lugar al comienzo del presente siglo, cuando, entre 2002 y 2004, la sexóloga Lorena Berdún presentaba en Telemadrid uno de los programas de televisión que más tabúes rompió, Me lo dices o me lo cuentas.

El espacio, dedicado a resolver dudas sobre sexo siguió la línea de lo que Berdún había venido realizando con anterioridad en Los 40 Principales. en el programa En tu casa o en la mía.

Trece años después, la cadena pública madrileña. a través del programa dedicado a la hemeroteca de la propia cadena, Pongamos que hablo de Telemadrid, que presenta los fines de semana Goyo González, ha rescatado uno de los momentos más duros que se vivieron en ese programa.

Todo ocurrió cuando la conductora del espacio se sentó entre el público para resolver la duda de una de las espectadoras y le dijo a una de ellas, «Susana, empieza». La chica no se hizo de rogar y pasó a esgrimir la problemática que la había llevado hasta allí, «pues nada, que muchas veces cuando vamos a hacer la relación sexual mi novio y yo, pues bueno, pues hay un problema con la felación, que no le gusta cómo se la hago. […] ¡Que dice que le hago daño!».

El pitorreo que se vivió entre el público en ese instante hizo que Lorena Berdún tuviera que retrasar su respuesta a la cariacontecida chica, para preguntarle al respetable «¿de qué os reís?». En ese instante se acabaron ya las bromas.

M. A.

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