La semana anterior fuimos testigos de uno de los actos más infames en los últimos tiempos de la política de nuestro país.
Me estoy refiriendo al abrazo que se dieron en la puerta de los tribunales de justicia del País Vasco entre el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y Hasier Arraiz, a la sazón el líder del brazo político de ETA, Sortu.
El hecho concreto es que el presidente del PNV se apostó a las puertas de los tribunales para acompañar, apoyar y animar a su homónimo de Sortu quien iba a declarar en esos tribunales una «minucia y broma» para Ortuzar y sus seguidores, haber sido miembro de la organización terrorista y criminal de ETA.
El PNV vuelve a demostrar que su papel especialmente cuando estamos en vísperas de convocarse las elecciones autonómicas, es jugar al poli bueno y poli malo. Me refiero a la distribución de papeles en el contexto político que se reparten los dirigentes nacionalistas, y que si en el pasado veíamos esa dicotomía entre Arzallus y Atutxa o entre Arzallus y Ardanza, ahora ese rol se lo reparten entre Ortuzar y Urkullu, el malo y el bueno, el duro y el blando. Pero siendo siempre el resultado final el mismo, al final todos los dirigentes nacionalistas se mueven en parámetros para beneficios de su parroquia, intentando no desmarcarse absolutamente de la izquierda abertzale proetarra, protegiéndola cuando es menester, y recelando de España y los españoles, apostando por políticas que desgasten y hagan daño a nuestro país.
Los dirigentes nacionalistas se mueven en parámetros para sus beneficios, apostando por políticas que desgasten y hagan daño a nuestro país
El abrazo de Ortuzar a Hasier Arraiz es más que un simple abrazo de apoyo, es la constatación del PNV de que para ellos los proetarras y los terroristas de ETA son cuña de su propia madera.
Recuerdo como Xabier Arzallus en una mesa de Ajuria Enea me espetó que le dijera al entonces ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja, y a su jefe de prensa al que Arzallus llamaba el Pepito Grillo de Oreja, Cayetano González, que yo les dijera de su parte que los vascos harían un proyecto común y compartido entre nacionalistas vascos, y los españoles que lo hicieran entre ellos. Mi pregunta a Arzallus a continuación fue si en ese proyecto de Arzallus contaba también con los vascos terroristas de ETA, y su contestación no tuvo desperdicio, Arzallus sentenció diciendo que esos son vascos, descarriados, pero vascos.
Es decir, el PNV, siempre ha jugado a que unos muevan el árbol para que otros recojan las nueces, o si lo prefieren siempre han jugado ese papel del aldeano que tira la piedra y esconde la mano para intentar sacar beneficios para su parroquia.
Ahora Ortuzar y los suyos saben que tienen que dar cariñadas al mundo de ETA, y no se cortan un pelo a la hora de ponerse a su lado y bailarles si es necesario un aurresku de honor a un individuo que se sienta en el banquillo para declarar que ha sido un terrorista de ETA como ha confirmado Hasier Arraiz.
La anacrónica banda criminal ETA sigue en activo, cierto que bajo mínimos, pero sin intenciones de disolverse ni entregar sus arsenales ni resarcir económicamente ni tampoco pedir perdón a sus victimas, y sus componentes montan paripés para sortear la cárcel con decisiones judiciales que una vez más nos hielan la sangre a la mayoría de los demócratas españoles, y por si fuera poco además colocan sal en las cicatrices abiertas de las víctimas del terrorismo.
Carlos Iturgaiz