miércoles, mayo 8, 2024
- Publicidad -

La Unión Europea, el gobierno sin rostro

No te pierdas...

Los orígenes y objetivos de la Unión Europea explican muchos de sus problemas actuales. En 1957, seis países arrasados económica y moralmente decidieron unir sus esfuerzos por la paz y la prosperidad. Durante años, ese impulso prevaleció gracias a tres vectores: el esfuerzo industrial, la amenaza del bloque del Este -la guerra fría- y el afán de recuperar protagonismo en un mundo polarizado por los norteamericanos y soviéticos.

Y ahora ¿qué? Hoy son veintiocho países, muchos de los cuales se ha unido por motivos económicos y otros han sido admitidos para hacer de parachoques de los rusos; algunos, por las dos razones. Subsisten y afloran hoy las diferencias históricas y el escaso calado democrático de algunos países que, la crisis, con el fin de los regalos y donaciones a fondo perdido, han dejado al desnudo. La crisis migratoria y las guerras en Siria, han hundido aún más en la arena, casi en el fango, aquellos ideales que Monnet, Schuman o De Gasperi, representaron de manera consistente.

La crisis migratoria y las guerras en Siria, han hundido aún más en la arena, casi en el fango, aquellos ideales

Los tiempos han cambiado y las ideas fundadoras han perdido lustre. Ser federalista europeo ya no es un banderín de enganche como cuando mi padre se unió a los primeros federalistas, allá por 1948 en París y Bruselas.

Hay desafección, desencanto, desconfianza y, sobre todo, distancia. Cuatro fatídicas Ds. Los ciudadanos europeos no nos sentimos bien representados por el Parlamento y menos por la Comisión. Las elecciones europeas reflejan más pequeños ajustes de cuentas a nivel nacional que apoyos a la Unión.

Es cierto que si no fuese por la UE estaríamos destruyendo la naturaleza, contaminando, despilfarrando dinero y energía más de lo que ya hacemos. Muchas normas europeas han civilizado la economía y los Estados. Pero también hay una multitud de reglas innecesarias, producto del bizantinismo burocrático (que a pesar de, o por tanta norma, no se enteró, dicho sea de paso, del fraude de Volkswagen ni de cómo se alimentaban las vacas locas, por ejemplo).

Más que dirigentes carismáticos, iluminados, necesitaríamos dirigentes con carácter y personalidad. Si los tienen, no se dan a conocer. Faltan unos adalides que hablen otro lenguaje que no sean ocurrencias y palmaditas, como las de Jean-Claude Juncker. No hay tampoco ideas motoras. Parecen predominar el miedo, la excesiva cautela, el egoísmo primario y la arteriosclerosis.

Y aun nos extrañamos que Merkel ocupe ese pasmoso vacío al negociar bilateralmente con Erdogan, pasando por encima de la paralizada Comisión. Y de que el Reino Unido esté dudando en salirse, como otros países que se lo tienen más callado, cuyos habitantes cada vez tienen más dudas sobre si merece la pena esta Unión. A este paso se puede morir simplemente de apoplejía.

Jaime-Axel Ruiz Baudrihaye

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -