viernes, abril 26, 2024
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Un año muy movido

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Qué no cunda el pánico: 2015 es año de elecciones. Municipales, autonómicas y puede que hasta legislativas, las que llamamos «generales». Se nos viene encima un aguacero compuesta a partes iguales de promesas, descalificaciones y  demagogia. «Quítate tú que me pongo yo» es el lema que resume lo esencial de las campañas electorales. La democracia permite la alternancia para orear ministerios y despachos y, entre otros males, evitar el principal que nos aflige: la corrupción. Las campañas electorales deberían servir para que una vez conocidos los programas electorales de los partidos, los ciudadanos pudiéramos decidir nuestro voto con criterio y fundamento.

Votar con la cabeza, no con el corazón. Juzgar por los hechos, no por las promesas que como casi todas las realizadas en tiempo de elecciones están condenadas al olvido. Ese fue el destino, por ejemplo, del compromiso adquirido hace tres años por el PP en materia de impuestos. La experiencia nos dice que las campañas electorales solo sirven para airear los males ajenos y ensalzar las virtudes propias. Sería admisible sí los discursos de los partidos incluyeran un mínimo de autocrítica.

¿Qué le costaría a Mariano Rajoy pedir disculpas por los casos de corrupción (Gürtel, Bárcenas,Púnica, etc.) que salpican a su partido? O a Pedro Sánchez reconocer que el PSOE en Andalucía no está dando facilidades a la juez que investiga el escándalo-río de los ERE. Por no hablar de Artur Mas, que tiene a  los Pujol, la familia fundadora de CDC, su partido, encausados judicialmente bajo fundadas sospechas de haber encontrado en la política la muleta con la que acceder al cofre del tesoro. Nada de eso escucharemos en boca de quienes representan a los partidos,digamos, clásicos.

Llevan mucho tiempo alternándose en el poder y  todos tienen trapos sucios en los juzgados. La única fuerza que parte con ventaja es Podemos. Paradójicamente, partir de cero no constituye una desventaja. Todo lo contrario: pueden ofrecer su producto sin que nadie les pueda llamar la atención por haber engañado anteriormente en el peso de la mercancía que venden. Cosa distinta es lo que podamos pensar acerca de la capacidad real de sus dirigentes para estar a la altura de los problemas que tiene planteados España. En mayo empezaremos a salir de dudas. 2015 va a ser un año muy movido.

Fermín Bocos

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