Ya se sabe lo que gana cada uno, y la sorpresa ha sido mayúscula, aunque los que llevan años en la cosa pública, y los periodistas que llevan años siguiendo lo que ocurre en la cosa pública, sabían hace tiempo que lo bueno, salarialmente hablando, era ser secretario de Estado, que ganan más que los ministros, vicepresidentes y presidentes, porque tienen complementos de productividad, pagas extras y trienios si son funcionarios. Por tanto, la sorpresa ha sido solo para quienes piensan que formar parte del gobierno es un chollo porque cobras lo que no estás en los escritos y además te quedas luego con una pensión vitalicia de muchos ceros. Pues no, lo bueno es ser presidente de un organismo o una institución pública. Y no digamos ser algo en un gobierno autonómico o en un ayuntamiento. El día que tengan que abrir su portal de transparencia, que debe ser antes del 31 de diciembre del 2015, entonces sí que se caerán los palos del sombrajo.
Formar parte del gobierno es un chollo porque cobras lo que no estás en los escritos y además te quedas luego con una pensión vitalicia de muchos ceros
Ahí sí que hay sueldos de escándalo. Y asesores que ganan más que el presidente de gobierno. Y, lo peor, asesores que no tienen más curriculum que ser hijo de, cuñado de, primo de, o militante de tal o cual partido. Pedro Pacheco está en prisión por haber designado a asesores a sabiendas de que no podía nombrarlos. Como se aplique esa regla de tres a todos los que han contratado asesores que no tienen más oficio y beneficio que el amiguismo, la parentela o la militancia, no habrá celdas suficientes para recibir a alcaldes y gobernantes autonómicos. Ya pueden empezar a espabilar y deshacerse de los intrusos antes de que tengan que enseñar sus cuentas, sus salarios … y sus equipos de asesores.
Esta periodista, lo ha confesado con anterioridad, no tiene muchas ganas de hablar de Podemos y de Pablo Iglesias, al que gusta salir en los medios lo que no está en los escritos. Pero hay que contar algunas cosas que deben saber los que todavía le defienden a capa y espada. Por ejemplo, su obsesión por criticar a quien le hace preguntas mordaces, en lugar de contestarlas en tiempo y forma.
Para participar en el programa de la noche de TVE se presentó con dieciséis acompañantes
Para participar en el programa de la noche de TVE se presentó con dieciséis acompañantes. Dieciséis. Los presidentes de gobierno suelen ir con un par de asesores, generalmente su responsable de comunicación y alguien de su gabinete. Pues 16 del ala. Que pretendían además estar en el plató. Estamos ante un político que necesita sentirse rodeado de afines, por algo será. O a lo mejor lo que pretende es intimidar al que tiene enfrente con una espectacular guardia pretoriana.
Estos días ha demostrado también que tiene un ego superlativo, descomunal –como diría Rajoy- brutal, asombroso. Ahora sale con que el sms con el que se convocó la manifestación ante la sede del PP el día de reflexión de 2004, salió de su entorno, de su facultad, de su departamento. Anda ya… Pues sí que no hay datos sobre aquel sms… Que acudiera a la manifestación, a la que fue, no significa que la convocara. ¿Cómo es eso del novio en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro? Pues eso. Y aún hay quien pierde el sentido defendiendo a Iglesias y a Podemos…
En el Psoe aparecen grietas y no es bueno. A Sánchez le empiezan a salir críticos, que miran hacia el sur, hacia Susana Díaz
En el Psoe aparecen grietas y no es bueno. A Sánchez le empiezan a salir críticos, que miran hacia el sur, hacia Susana Díaz. La presidenta andaluza no mueve un dedo, pero le llegan ya mensajes de que debe empezar a moverse. No lo hará a no ser que Sánchez haga una barbaridad, que no la hace aunque es verdad que ha tomado decisiones que han decepcionado. Pero Díaz no le cuestiona a pesar de los cantos de sirena.
Más vale que Pedro Sánchez enderece el tono y vuelva a ilusionar a los suyos. Porque si no lo hace, estamos perdidos: el del ego puede mandar más de lo que conviene a este país que trata de superar una crisis que nos ha dejado temblando.
Pilar Cernuda