miércoles, mayo 8, 2024
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Las «cogorzas» de anís de la Campos

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Hasta ahora sabíamos que los mantecados y la copita de anís, si no cava, se les ponía a los Reyes Magos, ya fuera en el salón de las casas o en la terraza, aquellos que podían disfrutar de la misma. Para que repusieran fuerzas entre tanto ajetreo con los regalos y, por qué no, para que vieran que en ese hogar se les quería y cuidaba como merecían, para que fueran generosos. Lo que no conocíamos era que María Teresa Campos le daba a ambos en otra fecha tan navideña como el sorteo de la lotería del día 22.

Lo sorprendente no es que iniciara las fiestas comiendo esos dulces y brindando con esa bebida espirituosa, sino que lo hiciera desde bien pequeña: «Siempre nos despertábamos con la radio, entonces no había televisión. Y los niños de San Ildefonso. Mi madre ponía unos mantecados y una copita de anís».

Sí señor, que no tocaba el «gordo», pues a coger unos kilitos y a ponerse contenta. La Campos tendría que haber aclarado en su programa ¡Qué tiempo tan feliz!, a qué temprana edad empezó a darle a la botella de anís, y no para crear música precisamente. Si los señores Aznar le han ganado una demanda contra el derecho de honor y a la intimidad de la pareja, qué podrían hacerle asociaciones de derechos de los niños contra su madre, supuestamente por incitarla a ella al alcoholismo desde pequeña, o contra ella misma, por haber hecho lo propio con sus vástagos.

Y es que la presentadora confesó en su espacio que ella había mantenido esa tradición hasta este año, que poco más o menos que ni se había acordado por el pesar que tiene por tener que pagarles 60.000 euros al expresidente del Gobierno y a la actual alcaldesa de Madrid.

La veterana presentadora debió pensar que una cosa es que las penas con pan sean menos, y otra que también se reduzcan con mantecados y anís. El disgusto que tiene es morrocotudo, y como para no tenerlo si tiene que soltar una esa cantidad de dinero por mucha presentadora famosa que seas.

Así al menos lo demostró en su espacio, donde, entre sofoco y sofoco, dijo que pese a todo «me siento feliz porque sé que a lo largo de esos 50 años jamás con mi trabajo he hecho daño a nadie». Vamos, otra que piensa que Aznar y su mujer no son nadie. Menos mal que los supersingles de ¡Qué tiempo tan feliz! le llevaron un mantecado de Antequera para animarla. Sólo faltó el anís.

La mosca

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