as pensiones son prioridad para Mariano Rajoy. Lo dejó muy clarito en la entrevista del pasado lunes en TVE. Mantener su poder adquisitivo es una línea roja que no va a traspasar se pongan las cosas como se pongan. En principio, se debe creer al presidente, aunque su currículum de cambios sea extenso en estos meses. También era muy distinta la realidad de las cuentas que se encontró cuando tomó posesión de la presidencia. Eso sí, Rajoy aportó algunos datos para la preocupación. En 2007 había en España más de dos millones de cotizantes por encima de los que hay ahora y los pensionistas en ese mismo periodo han aumentado en 600.000. La cuadratura del círculo que hace difícil mantener su palabra. Habrá que esperar. La primera pista la tendremos en los Presupuestos para 2013. El presidente aseguró haber dado instrucciones precisas a su ministro de Hacienda para que las pensiones no se congelen, ni se bajen. Luego vendrá la revalorización que sin duda habrá que hacer por el efecto de la inflación y que se sabrá en noviembre. Y, tercer dato, Rajoy dejó claro que no va a dejar que en Europa le digan de dónde tiene que recortar los miles de millones que se ha comprometido a rebajar para llegar al 4,3 por ciento de déficit el año que viene.
Sin duda, este fue el compromiso más claro que en materia económica adquirió con los españoles. Austeridad y crecimiento fue el otro mensaje. No es nuevo, claro, es el que lleva repitiendo desde hace meses. Rajoy intentó convencernos de que los esfuerzos que estamos realizando ahora son coyunturales y que fruto de ese sacrificio y las reformas que faltan el país empezará a crecer y a crear empleo. Es otro acto de fe. Pero, parece que la receta ha dado sus frutos en economías parecidas a la española. Es el caso de Irlanda. O será el caso de Francia que también se ha puesto a hacer cuentas y ha previsto un recorte superior a los 30.000 millones de euros. La fórmula elegida por el presidente del país vecino ha sido recortar gasto pero, sobre todo, subir los impuestos directos y no sólo a los ricos. Los socialistas se han quedado más huérfanos aún de discurso, pero la fórmula que es dolorosa parece inevitable también en la socialista Francia. Ahora ya, lo que España necesita es más recorte de la grasa autonómica con diálogo o sin él. Es lo que esperan los ciudadanos para comprender algo mejor los sacrificios y percibir que el esfuerzo es compartido y dará frutos.
Carmen Tomás-Estrella Digital
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