Las ONG y las Asociaciones sin ánimo de lucro organizan actividades diversas con la mejor intención, tanto para sostenerse como, fundamentalmente, para cumplir con sus fines. Pueden ser publicidad, conciertos, partidos de futbol o tenis, loterías, “rastrillos” o lo que la imaginación de sus responsables pueda producir.
La diferencia es el “con” o el “sin” ánimo de lucro. Esta es la clave: un problema de preposiciones. En el famoso caso del Instituto Noos ha preponderado el “con” cuando en su creación se especificó claramente el «sin». Me sorprende que no se haya dado más importancia a esta falta original, por lo cual parece que no tenga relevancia o que incluso sea admitida como algo usual. Todo esto hace que me pregunte: ¿Estamos enfermos? ¿Hemos perdido el sentido de la ética? ¿Se ha instalado en la sociedad un completo escepticismo? ¿Hemos perdido la capacidad de escandalizarnos? ¿Nos quedamos sólo con las anécdotas? ¿Hemos olvidado también la gramática?
Si el Duque de Palma hubiese presentado en su reciente comparecencia en los juzgados una larga justificación de gastos sociales o donaciones que hubiera realizado con los beneficios de su labor, añadiría a su título de Duque de Palma, el de Conde o Duque, de Sherwood, ya que sería un digno descendiente de Robin Hood. Ya saben lo de quitar a los ricos y para dárselo a los pobres.
Lo malo es que no ha sido así. La entidad sin ánimo de lucro que presidía ha preferido ayudar a las entidades financieras suizas, londinenses, luxemburguesas y de Belice. Tal vez estas últimas lo necesitaban. Las otras creo que no. Aunque espero que unas y otras hayan cuidado del lucro como corresponde a la fama de estas entidades y puedan algún día devolverlo con intereses y todo.
En este hecho radica fundamentalmente la conducta poco ejemplar. Tanto en sí misma como por el daño que ha realizado a otras asociaciones u ONGs, que en su mayoría desarrollan su actividad con gran esfuerzo, fines positivos y ortodoxia legal. Ahora van a tener el asunto mucho más duro.
El Duque aconsejado sin duda por sus abogados y asesores de relaciones públicas, ha derivado todas sus responsabilidades en la figura de su socio y subordinados: todo un extraño ejemplo de responsabilidad, arrepentimiento y caballerosidad. Pero ni una pista o justificación de lo que ha hecho o donde piensa destinar el dinero conseguido.
Cuando lo haga (lo de devolver el money) por mí parte: pelillos a la mar. Es joven y con las ayudas que tiene, sin duda podrá empezar una nueva vida mucho más tranquila. Se lo deseamos. Tanto a él como a su familia e incluso a su ya famoso socio.
Hasta la próxima semana.
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Paco Fochs