Sí, Esperanza Aguirre es sublime. Si en ocasiones la he criticado reconozco que he errado y me faltarán días para arrepentirme de ello. Esperanza Aguirre es lo mejor que nos ha regalado la política. Es una encarnación de las diosas mitológicas de la antigua Grecia. España, porque Rajoy lo ha querido, se ha perdido una gran ministra. Lo siento por los españoles. Los madrileños, en cambio, tenemos la gran fortuna que les falta a ellos.
Esperanza Aguirre es nuestra presidenta. Si en alguna ocasión me han invadido dudas y críticas, hoy renuncio a ellas después de leer la entrevista que ha publicado el centenario ABC.
La entrevista es un ejemplo de periodismo independiente, libre, sin ataduras y sin guión previo. Cualquier lector lo percibe desde la primera pregunta. Un ejemplo para la profesión. Es una pena, no obstante, que la periodista confunda el significado de los verbos “valorar” y “evaluar”.
En la entrevista hay varios pasajes de gran calado, tanto periodístico como político que requieren alguna.
Ejemplos:
—¿Esperaba que la llamara Rajoy?
—¿Para hacerme ministra? Bueno, habría apostado lo que fuera a que ningún presidente autonómico iba al Gobierno. Habría sido absurdo: nos acaban de elegir. No entiendo cómo los periodistas han especulado con esa posibilidad.
—También Gallardón acababa de ser reelegido alcalde de Madrid…
—Vamos a ver: Alberto Ruiz-Gallardón es la excepción que confirma la regla. ¿Por qué? Pues porque hace muchos años que quiere ser ministro. Yo ya he sido ministra; por lo tanto, no tiene ningún sentido.
Parece evidente que a la periodista le habían dicho lo que tenía que preguntar y se nota a la legua que las respuestas estaban preparadas. Y mi diosa, conocedora de la entrevista, aprovecha para distorsionar la realidad, pues ningún periodista ni periódico serio especuló con la posibilidad de que ella fuera a ser ministra. Hubo, sí, algún compadreo cómplice para situarla en una quiniela en la que no estuvo jamás. Jamás. Si lo que pretendían era despertar el ánimo de Rajoy para llevarla al consejo de ministros, los resultados están a la vista.
Tampoco se deben olvidar los “recaditos” que le lanza entre líneas a Gallardón en la respuesta anterior y en la siguiente. No hay que ser un experto en comunicación.
—¿Ve a Gallardón como próximo candidato a la presidencia?
—Creo que el sucesor de Rajoy está ahora haciendo Bachillerato.
Aquí se encierra otro fondo de armario. ¿El futuro presidente del gobierno estudia Bachillerato? ¿El Bachillerato de Esperanza Aguirre? ¿Ese Bachillerato de los recortes? ¿Esa enseñanza con más de 3.000 profesores menos en las aulas? ¿Dónde estudia el Bachillerato el futuro presidente del gobierno? ¿En la enseñanza pública de Esperanza Aguirre? ¿En la enseñanza privada de Esperanza Aguirre? Si la respuesta es afirmativa a la última pregunta, entonces sí. El próximo presidente del gobierno está estudiando Bachillerato en la enseñanza privada de Esperanza Aguirre después de haber aniquilado la pública como se ha propuesto.
Otro de los pasajes de la entrevista nos abre a muchos una venta a la esperanza, la esperanza que no tiene la “E” de nombre propio:
—Y usted, ¿dónde se ve dentro de cuatro años?
—Yo, en mi casa. Ya va siendo hora.
Es verdad. Ya va siendo hora de que se vuelva a su palacio. Más pronto que tarde.
Que se vaya, aunque con ello pierda a mi musa, a mi diosa, a mi fuente de inspiración y a quien ha destruido la enseñanza pública, la sanidad pública y todos los valores sociales que nos habíamos ganado los españoles de Madrid.
Y por cierto, ¿qué insinúa sobre los años que dice que conoce a Ana Botella?
—¿Cree que se entenderá mejor con la nueva alcaldesa que con él?
—Con Ana Botella hace cuarenta años que me entiendo estupendamente.
¿La está llamando entrada en años?
Definitivamente es mi musa, mi diosa, mi fuente inspiración.
¿Por cuánto tiempo? Cuanto menos mejor.
Quebrantahuesos