Antes se creía que sólo un número reducido de excepcionales psíquicos innatos podían desarrollar su capacidad de Visión Remota hasta el punto de poderla utilizar con eficacia y precisión. Pero hoy en día, esta percepción extrasensorial se ha convertido en un método sistematizado; ya no se trata de un súper poder o de un don, sino de una habilidad.
Según los expertos, la capacidad potencial de percibir psíquicamente información detallada sobre un objetivo a través de Visión Remota (VR) es algo que, según se ha comprobado, la mayoría de las personas podemos desarrollar.
En los años setenta los físicos Russell Targ y Harold Puthoff llevaron a cabo interesantísimas investigaciones de Percepción Extrasensorial (PES) en el prestigioso Instituto de Investigaciones de Stanford (SRI), junto a Ingo Swann, un pintor que había demostrado una asombrosa capacidad para describir cualquier objeto o lugar distante, aunque sólo supiera de éste sus coordenadas geográficas.
Los científicos pronto fueron apoyados y financiados por diferentes departamentos de inteligencia norteamericanos –CIA, DIA, la Marina–, que veían un potencial sin límites a dichos experimentos.
Pronto desarrollaron un método que se fue perfeccionando a través del tiempo y de la experiencia, que permitió entrenar eficazmente a militares de la Unidad de Visión Remota de la DIA para obtener información precisa sobre objetivos distantes u ocultos.
El resultado fue un sistema de protocolos y un programa de entrenamiento que permitió comprobar que la exactitud de los entrenados con esta técnica sobrepasaba la demostrada por los más reconocidos psíquicos. Dichos protocolos fueron diseñados para que el visualizador, mientras avanzaba en la sesión, aumentara el contacto con el objetivo, yendo de lo general a lo específico, y recogiera fragmentos de datos específicos de de una manera estructurada.
El trabajo de estos visualizadores tenía que ser exacto y muy concreto, puesto que era dirigido a objetivos secretos y la información obtenida era utilizada para encontrar rehenes, realizar incursiones militares, salvar vidas, u otras cuestiones de seguridad nacional. Esto contribuyó a mejorar las técnicas y el entrenamiento hasta perfeccionar la exactitud de esta habilidad.
De este modo se experimentaron principalmente dos técnicas o herramientas: la ERV (Visión Remota Extendida) y la CRV (Visión Remota por Coordenadas). La primera, una especie de experiencia extracorporal, fue relegándose en el sector militar dado que el visualizador, al estar en un estado alterado de conciencia, no podía anotar la información que percibía hasta “retornar”, con el riesgo de la pérdida detalles que ello conllevaba. En la CRV los visualizadores remotos describían lo que había en determinadas coordenadas geográficas, sin saber previamente de qué enclaves se trataba ni quién o qué había en ellos. El visualizador iba anotando la información que le llegaba, describiendo el lugar, los objetos, o trazando mapas de zona y planos de edificios. Este método, que dio los más exactos y correctos resultados, es el que en la actualidad ha ido evolucionando, mejorándose los protocolos originales.
Cuando se hizo público el uso de “psíquicos” dentro de las agencias de inteligencia, tanto la CIA como el Gobierno Federal quisieron dar carpetazo al asunto en 1995 con un informe sobre el aquel entonces Proyecto Stargate, en el que se afirmaba que la VR no resultaba útil para tales fines. Sin embargo, según algunos expedientes del proyecto que han sido obligatoriamente desclasificados y las declaraciones de algunos implicados en el mismo, la VR fue en un 85% efectiva en visualizadores individuales, y hasta en un 100% cuando se realizaron “trabajos” en grupo. De lo contrario, ¿qué sentido tendría haber mantenido durante más de 20 años la experimentación, con un coste millonario, y con más de 500 objetivos militares reales en su haber?
Desde entonces el entrenamiento ha pasado a manos privadas por los mismos responsables que en su momento desarrollaron, participaron, estudiaron y supervisaron los proyectos de VR, creándose empresas de servicios en el ámbito civil que, de una manera oculta, siguen siendo subcontratadas por las agencias de inteligencia estadounidenses.
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David Sentinella