viernes, abril 26, 2024
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Lo que las palabras de ETA quieren decir

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Si hasta Aralar, formación desgajada de Euskal Herritarrok (siglas del momento de la ilegalizada Batasuna) en junio del 2000 tras la ruptura de la tregua de ETA, dice acerca de la «Declaración de ETA» publicada este domingo que «si (la banda) quiere respetar a los vascos, que anuncie su cese unilateral», las elucubraciones desde el exterior del mundo independentista sobre lo que ha querido decir en su parráfo ‘equis’ resultan ridículas. Aralar, gestado a raíz de la condena del asesinato de Miguel Ángel Blanco, en 1997, dentro de la llamada izquierda abertzale, ha mostrado su «profundo desacuerdo» con el contenido del último comunicado de ETA por motivos tanto «democráticos» como «políticos y prácticos».

Aralar obtuvo cuatro escaños en el Parlamento vasco en las últimas elecciones del 2009 pero, a diferencia de EA, que perdió 6 de los 7 que tenía, no es el destinatario de los mensajes cifrados de la banda terrorista. La escisión del PNV mira con esperanza la evolución del brazo político de ETA para brindarle sus siglas en los próximos comicios del 2011 si se desvincula de la organización terrorista.

Como EA, muchos otros apelan a la «valentía» de ese mundo que rodea a ETA para condenar el terrorismo e iniciar el camino a la democracia. En sentido inverso, lo ha hecho en las últimas horas el presidente del Gobierno, quien llamó «cobardes» a quienes desde su brazo político no llegaron a condenar en público el asesinato del brigadier Jean-Serge Nérin, entre bondadosas intenciones sobre su deseo de paz. Es el contraste entre lo que dicen que dicen en sus sucesivos debates y lo que hacen. Y en esto estamos en los últimos tiempos.

Así que proliferan filtraciones desde la cárcel -consentidas o no- sobre las críticas de sus presos a la banda, ante los sucesivos golpes policiales. Desde las del dirigente político de la extinta Batasuna Arnaldo Otegi a las de otros presos etarras que habrían rehusado el amparo de los abogados del EPPK (el colectivo de presos controlado por la banda). Mensajes de un mundo que se desmorona si no logra un nuevo aliento, la anhelada ceremonia de culminar su triste historia como revolucionarios altruistas, con derecho a reescribir la historia.

El diario Gara publicaba a toda página el último comunicado que la propia banda solemniza con la proclama de «Declaración de ETA». Resulta una más de los múltiples anuncios en los que la conclusión es que «ha parido un ratón». Muestra su «total disposición a dar los pasos que sean necesarios para favorecer el cambio político». Ahí está la clave. Sin giro político, sin precio político, no hay planteamiento de renuncia al terrorismo.

Habrá que reconocerles su habilidad para lograr atraer la atención sobre la enésima posibilidad de una vía para la paz, en la que de nuevo se escabullen de anunciar su renuncia al chantaje del terrorismo. Entre tanto, siguen ilegalizados, pero logran pequeñas victorias, como la de recuperar un espacio en los titulares de los medios. Es la capacidad de matar y su amenaza de hacerlo, su única fuerza.

Chelo Aparicio

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