domingo, mayo 19, 2024
- Publicidad -

Hasta finales del 2011

No te pierdas...

A medida que se van conociendo diagnósticos más afinados sobre lo que le deparará el futuro inmediato a la economía española, crece la certeza de que hasta el año 2011, posiblemente bien entrado el año 2011, no vamos a poder ver algo de luz en el horizonte. Y ver la luz significa sobre todo y ante todo tener capacidad para crear empleo.

La dureza de la crisis económica, sus características diferenciales respecto a otros países europeos, parecen condenarnos a una etapa sensiblemente más larga de postración. En lo que atañe al empleo, mucho se ha dicho sobre lo que necesita crecer la economía española para generar puestos de trabajo suficientes para compensar el crecimiento de la población activa y, por tanto, para crear empleo neto. Normalmente, las estimaciones de crecimiento económico necesario para crear empleo se sitúan en el 3% de incremento del PIB. Y esa tasa de crecimiento no está posiblemente al alcance de la economía española antes de dos o tres años, en la mejor de las hipótesis, que desde luego incluyen una expansión considerable del comercio mundial y en especial una fase de expansión económica en Europa sin precedentes en los últimos años.

Por tanto, la hipótesis de que hasta finales del año 2011 en España no se va a asistir a la creación de empleo forma parte cada vez más de las certezas con las que trabajan muchos economistas. Del empleo dependen desde luego muchas cosas, como el dinamismo del consumo privado o la salud de las economías familiares, que a su vez tienen derivaciones muy acusadas en cuestiones como la vivienda o el crédito hipotecario, es decir, al final de todo el ciclo la salud también de las empresas y de las entidades financieras, que se están preparando desde luego para una crisis prolongada, en la que la capacidad de resistencia será pieza fundamental.

Este martes hemos conocido las cifras de ejecución presupuestaria hasta finales del mes de septiembre. La sangría del déficit público es quizás el problema más grave al que se enfrenta la economía española este año y al menos los dos siguientes. Pese al optimismo de los responsables del Gobierno en materia económica, España tendrá dificultades posiblemente insalvables para cuadrar mínimamente sus cuentas en el año 2012, que es cuando nos han puesto de plazo para volver a la senda de la ortodoxia presupuestaria, es decir, a déficits inferiores al 3% del PIB. Las cuentas de este año constituyen un buen anticipo de la dificultad con la que el país afrontará los próximos años en materia presupuestaria. A finales de septiembre pasado, el déficit público ya rondaba el 6% del PIB, es decir, el doble de lo que nos exigen las autoridades de Bruselas en términos anuales. Cabe la posibilidad de que el déficit del sector público español termine el año por encima del 9% del PIB, es decir, tres veces lo que marcaría la frontera de lo admisible en condiciones normales. Lo malo es que la economía española va a quedar posiblemente más lejos que ninguna otra europea del cumplimiento de esos objetivos de salud presupuestaria.

Ya de hecho el enorme embolsamiento de gastos (convertidos de momento en Deuda Pública) a los que el país no puede ni podrá hacer frente en este trienio, constituye una losa que va a poner serios impedimentos a la recuperación de la economía en los años venideros. El incremento de los impuestos no va a facilitar las cosas ni a estimular la creación de puestos de trabajo, sino todo lo contrario. España tendrá que dilapidar buena parte de sus mejores esfuerzos durante estos dos próximos años en recuperar la senda de un Presupuesto sostenible, cuando la verdadera ocupación en la que deberían estar volcados los máximos responsables de la economía es la de articular un entorno y unas medidas que sean capaces de estimular la creatividad y a la postre el empleo.

Adelantar la salida de la crisis económica es, por tanto, una tarea urgente. Y ello pasa por crear las condiciones necesarias para crear empleo. Hoy por hoy, ni la construcción ni la agricultura están en condiciones de proveer esa oferta de puestos de trabajo, ya que incluso en la construcción cabe esperar destrucción adicional de empleo si no se ajustan adecuadamente, mediante hipotéticas inyecciones masivas de dinero, recursos en las obras públicas. No parece probable que ello suceda. Quedan por lo tanto la industria y los servicios. La primera está saliendo seriamente dañada de esta crisis y le costará un gran esfuerzo recuperar la capacidad competitiva para afrontar su papel exportador. Los servicios serán, a la postre, los que ofrezcan posiblemente las únicas oportunidades de creación de empleo en los próximos años.

Primo González

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -