El régimen de Zine el Abidin Ben Ali cayó el 14 de enero del año pasado y Túnez dejaba así atrás una férrea dictadura desde 1987. El presidente tunecino huía del país a Arabia Saudí, despúes de ejercer un control directo sobre la economía del país lucrándose personalmente.
La mecha de las revueltas populares en Túnez estalló en diciembre de 2010 cuando el joven Mohamed Buazizi se quemó a lo bonzo, en protesta por la subida excesiva de alimentos básicos.
Tras un mes de manifestaciones en las calles exigiendo la dimisión de Ben Ali y 66 muertos, el propio dictador, ante la magnitud de las protestas, abandonaba el país dejando el gobierno en manos del ejército tunecino.
Un año despúes del estallido de la Revolución de los Jazmines, Túnez sigue sumida en los males endémicos del pasado: la pobreza, la desigualdad y el desempleo. Hoy son 850.000 personas las que se encuentran sin trabajo, 250.000 más que cuando estallaron las revueltas. Las protestas continúan y muchos son los tunecinos que emulan a Buazizi quemándose a lo bonzo, hasta un 500% han aumentado las inmolaciones.