Fue alcaldesa de Carabaña, le faltaron 17 votos para volver a conseguir la mayoría absoluta en 2015 y, como yo, sabe lo que significa la lucha por las necesidades locales. Desde la distancia política y desde puntos de vista muy diferentes, hemos coincidido en la necesidad de poner a los Ayuntamientos en primera persona.
Ha sido diputada y alcaldesa; no duda en elegir el espacio municipal, aunque es la administración más difícil y más dura, a la que hay que dedicarle más horas de las que tiene el día, pero es la más gratificante y la más cercana a la ciudadanía; sin duda, la administración por la que cualquiera que se dedique a la política debe pasar.
Es mujer en un partido de derechas; seguramente no le ha sido fácil pero tan poco se lo han puesto muy difícil sus compañeros y compañeras porque ya hubo mujeres que habían abierto esa brecha y ese camino.
Cree que las mujeres no estamos plenamente integradas en los espacios de decisión política, pero considera que su partido en Madrid ha abierto camino para otros porque ha tenido a tres mujeres en los puestos de máxima responsabilidad: Delegación del Gobierno, Presidencia de la Comunidad de Madrid, Ayuntamiento de Madrid. También a nivel nacional con la Secretaría General del PP y la Vicepresidencia del Gobierno. Aunque reconoce que les falta uno, la Presidencia del Gobierno español.
Su dedicación a la política es vocacional, su padre quería que ella fuera abogada y ella se negó porque lo que quería hacer era Trabajo Social. Allí entendió que eso era vocación hacia el trabajo por los demás y que dentro de la política podía realizarlo de mejor forma.
Ha construido una magnifica familia: su marido es su compañero; declara que si se volviera a casar sería con el mismo, una pareja que desde el principio comparte absolutamente todo. A Nadia le encanta comer, pero no le gusta cocinar, él cocina y ella limpia, y así sucesivamente. Tienen dos estupendos y guapísimos hijos que son mucho más altos que ella, de los que luce foto en su despacho, y a los que han educado en esa corresponsabilidad.
En la parte mas profunda de su militancia política, es una mujer profundamente imbricada con la ideología de su partido, que ha manifestado sus desacuerdos cuando los ha tenido y considera que dar la opinión dentro de los partidos es muy importante.
La conocí como portavoz de mujer, peleándose el papel de la mujer, desde la discrepancia política. Nadia no pasaba desapercibida porque se creía la necesidad de luchar por la igualdad de los hombres y las mujeres. La conocí peleando el consenso en estos temas, muchas veces peleando sola y con todas las incomprensiones, pero siempre ajena al desaliento. Ha vivido la lucha por la igualdad desde muchos ámbitos; dónde más déficit hay es en las empresas, donde falta promoción de mujeres en los Consejos de Administración, en los órganos directivos y en los cargos de responsabilidad.
De lo que más se siente satisfecha, porque benefició a las mujeres madrileñas es de la primera Ley Integral de Violencia de Género, aprobada por todos los grupos de la Asamblea de Madrid. Una ley pionera que demostró que se puede llegar al acuerdo y el consenso de todos y todas.
Cuando le pregunto qué hay que hacer, qué hace falta, qué hay que proponer para terminar de una vez con tantas asesinadas, pone cara de indignación y de pasión; opina que hay que seguir poniendo todos los recursos administrativos, políticos, sociales, etc. Pero que el pilar fundamental para erradicar esta lacra es la educación.
Solo acometiendo este problema desde la raíz, opina, conseguiremos que se termine con ello. Solo educando a nuestros hijos y nuestras hijas en una sociedad igualitaria y justa podremos desterrar la violencia contra las mujeres.
-Hoy vuelves a ser Diputada y esta vez en una legislatura sin mayoría absoluta ¿Cómo se vive desde la bancada sin esa mayoría?
-Pues ahora tiene que haber más acuerdos, más diálogo y consenso. Pero la diferencia de trabajo no la he notado, porque yo sigo trabajando mucho. Sigo teniendo mis comisiones, mis iniciativas parlamentarias y sigo teniendo mi trabajo de calle como el que he tenido siempre, sin el que es imposible llevar la voz de la ciudadanía a la Asamblea.
Es verdad que antes estaba más centrada en la Alcaldía de Carabaña, pero trabajaba por el Sureste como ahora; ese Sureste, el gran desconocido de la Comunidad de Madrid, que tiene tanto que ofrecer y visitar. Soy la diputada adscrita al Sureste y tengo 13 municipios a los que atender, tanto en sus peticiones como en sus necesidades.
En el sureste el problema fundamental es el empleo, el que debemos atajar desde todos los ámbitos. Es una comarca muy rica, donde hay que explorar todos los recursos, incluido el turismo.
-¿Se nota en la Comunidad de Madrid que la presidenta es mujer, es el debate más suave?
– Ahora el debate no es bronco, tiene otra forma distinta. Hay más consensos y mas acuerdos. Es bronco en determinados momentos. Aunque el debate es cordial no está exento de pasión.
-¿De qué te ries?
– Me río mucho. Aunque, más que reírme, sonrío mucho.
-¿Cómo llevas que te calumnien?
-Fatal, sencillamente porque yo no lo haría. Me duele.
-¿Qué don y qué magia te gustaría tener?
-Quisiera tener la varita mágica para solucionar los problemas del mundo y curar las enfermedades. Me ha tocado de cerca, y ya me hubiera gustado haber tenido esa varita.
-¿Tomas té o café?
-Adicta totalmente al café.
-¿Con qué humor te levantas?
-Me levanto de buen humor, siempre pensado que este va a ser el día más maravilloso de mi vida.
-¿A quién invitarías a tomar un café?
-Al Papa Francisco.
-¿A quién no le darías ni agua?
-A cualquier dictador.
-¿Un disco?
-Los boleros de Café Quijano. Una canción: Robarle tiempo al tiempo.
-¿Un nombre?
-Tengo que darte dos, los de mis hijos: Jaime y Alba.
-Una definición.
-Jaime es Honestidad y Alba es sacrificio.
-Un deseo.
-Que dentro de 20 años volvamos hacer esta entrevista tu y yo.