miércoles, mayo 8, 2024
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¿Colesterol bueno? ¿Colesterol malo?

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Casi todo el mundo ha oído hablar de que hay un colesterol bueno y un colesterol malo, pero… ¿es esto verdad? ¿Cuál es cada uno? ¿Por qué son buenos o malos? ¿Qué cifras son las normales? En este artículo vamos a intentar explicar todo esto de una forma lo más didáctica posible.

El colesterol, como todos los lípidos (grasas), es insoluble en agua, por lo que sólo puede circular en nuestra sangre unido a unas proteínas específicas que conocemos con el nombre lógico de lipoproteínas. Hay diversos tipos de lipoproteínas y cada una de ella desempeña una función:

  • Quilomicrones: Son unas partículas muy grandes (proporcionalmente hablando) encargadas de transportar las grasas procedentes de la alimentación, recién absorbidas a través del intestino en forma de triglicéridos, hacia el hígado para su transformación.
  • VLDL: Nomenclatura en inglés que significa lipoproteínas de muy baja densidad. Son unas partículas de un tamaño algo menor que trasportan los triglicéridos desde el hígado hacia las células del organismo para utilizarlos como fuente de energía o para su almacenamiento. Suponen 1/5 parte de los triglicéridos circulantes.
  • LDL: Son las lipoproteínas de baja densidad, encargadas de transportar el colesterol desde el hígado hacia el organismo para que sea utilizado por las células o transformado en las diferentes hormonas de las que es precursor. Estas partículas, de tamaño intermedio, tienen una fácil adherencia en las paredes arteriales por lo que en su camino pueden quedarse pegadas a estas paredes e ir formando las placas de ateroma de la arterioesclerosis. Este sería, por tanto, el COLESTEROL MALO.
  • HDL: Son las lipoproteínas de alta densidad, encargadas de recoger el colesterol del organismo para llevarlo hacia el hígado donde se metabolizará o transformará en sales o ácidos biliares para ser eliminado. Estas partículas son de muy pequeño tamaño y tienen poquísima adherencia en las paredes arteriales por lo que también pueden retirar parte del colesterol adherido a estas paredes. Sería, por tanto, el COLESTEROL BUENO.

Para entender la relación entre colesterol malo (LDL) y colesterol bueno (HDL) en nuestro torrente sanguíneo, podemos utilizar el símil de la densidad de tráfico de coches en una vía principal de acceso a una gran ciudad. Si escuchamos en la radio de nuestro coche que en esa vía hay un tráfico de 2.000 coches por minuto, podemos suponer que se está formando un gran atasco de acceso a esa ciudad. Pero esta información es incompleta, porque sabemos la densidad de tráfico pero no conocemos en qué dirección van. Si, además, nos aclaran que de esos 2.000 coches por minuto, 1.400 van en la dirección de salir de la ciudad (serían los buenos) y sólo 600 los que entran (serían los malos), pensaríamos entonces que, de atasco, nada. En el caso contrario, el atasco sería importante. Pues esto mismo ocurre con el LDL y el HDL, de ahí la importancia de conocer dichas cifras y  no sólo el colesterol total circulante.

Las cifras que consideramos normales de los diferentes tipos de colesterol varían dependiendo de los diferentes factores de riesgo como son: la edad, el sexo, los antecedentes familiares, el tabaquismo y la asociación con enfermedades como la hipertensión o la diabetes que aumentan la capacidad de adherencia del colesterol a la pared arterial. De todas formas, vamos a intentar dar unas cifras orientativas para aprender a leer unos análisis clínicos (las cifras se dan en mg/dl):

  • Colesterol total: Sería ideal tenerlo por debajo de 200, pero se consideraría normal por debajo de 240 y en edades mayores se aceptaría hasta 260. Cifras superiores requerirían algún tipo de intervención.
  • LDL-colesterol: Sería ideal tenerlo por debajo de 130, pero se consideraría normal por debajo de 160 y en cifras superiores a 190 es imprescindible poner medicación.
  • HDL-colesterol: Por debajo de 40 careceríamos de su factor protector y por encima de 60 contaríamos con su protección.
  • Índice o factor riesgo: Es un factor muy útil que se calcula dividiendo el colesterol total por el HDL-colesterol y, si el resultado sale por debajo de 4,5, podemos considerar que el riesgo de que se esté depositando el colesterol en nuestras arterias es bajo.

En cuanto a estas cifras conviene aclarar que si una persona ha tenido ya algún episodio cardiovascular, sería preciso bajar bastante las cifras consideradas normales y ser, por tanto, más exigente. Es lo que llamamos prevención secundaria.

En el siguiente artículo explicaremos qué podemos hacer para controlar nuestro colesterol, tanto el perjudicial LDL como el beneficioso y conveniente HDL.

Dr. J.P. Fernández Corbelle (Doctor en Medicina y Cirugía)

Director CENTRO MÉDICO PREVENSALUD:

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Dr. J.P. Fernández Corbelle (Doctor en Medicina y Cirugía)

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