sábado, mayo 18, 2024
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Este lunes empieza el juicio a los presuntos etarras Areitio, Juarros e Igartua

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Los agentes, que se habían dado cuenta de que la matrícula del coche en el que iban las dos mujeres -robado cuatro meses y medio antes- era incongruente, las persiguieron durante varios kilómetros y fue en ese trayecto cuando Areitio, que iba de copiloto, les disparó.

La persecución terminó con el coche fuera de la carretera y con Juarros detenida, mientras que su compañera logró darse a la fuga.

No fue la primera vez que dos etarras dispararon contra gendarmes franceses, ya que dos agentes de este cuerpo habían resultado heridos de gravedad en noviembre y en diciembre de 2001, y el que era entonces el jefe militar de la organización terrorista, Juan Ibón Fernández Iradi, «Súsper», fue condenado por el primero de esos hechos a 30 años de cárcel.

El Tribunal de lo Criminal de París, que ha programado el juicio hasta el viernes, deberá examinar los nueve cargos que pesan contra estas dos mujeres que tienen 30 años y también coinciden en sus historias de pareja con otros supuestos etarras.

Historias de pareja

En el caso de Areitio Azpiri es Igartua Etxebarría, de 40 años -y padre de su hijo nacido durante su encarcelamiento en febrero de 2008-, junto al que fue detenido el 7 de junio de 2007 en un piso del mismo Bagnères de Bigorre que compartían con Aitor Lorente, los tres presuntos integrantes del aparato militar de la organización terrorista.

Con las pruebas y los testimonios recogidos, los investigadores llegaron a la conclusión de que Igartua también había utilizado en fechas muy próximas al tiroteo con los gendarmes el mismo coche, y que con las dos protagonistas de ese incidente formaba una célula del aparato militar dedicada al reclutamiento de etarras.

Su terreno de acción era la zona pirenaica, en particular la franja junto a la frontera española donde mantenían encuentros probablemente con miembros «legales» (no fichados) de la banda, ya que las citas coincidentes de las agendas se concentraban durante los fines de semana, cuando personas que llevaban una vida en apariencia normal podían desplazarse sin levantar sospechas.

Areitio, de hecho, ya fue condenada en Francia en septiembre de 2007 a cuatro años de cárcel por su acción de reclutamiento para la banda, en ese caso en el País Vasco español, hasta el golpe policial a la estructura llamada de los «arrantzale» a comienzos de 2003, bajo las órdenes del que era el jefe militar de ETA, Juan Ibón Fernández Iradi, «Súsper».

A partir de ese momento pasó a la clandestinidad y se la sitúa en Francia, donde se le ha podido seguir el rastro de desplazamientos con Juarros Ruiz de Gordejuela y con Igartua, en particular por otro coche robado que habían abandonado en julio de 2004 en su área de acción en el departamento fronterizo de los Pirineos Atlánticos.

El padre de su hijo, de acuerdo con el historial de la policía española, había formado parte en 1999 de un grupo de informadores «legales» que trabajó para el comando «Vizcaya» vigilando posibles objetivos de atentados.

A finales de ese mismo año pasó a la clandestinidad y se tienen pruebas de su presencia en Francia desde el desmantelamiento en Dax en septiembre de 2001 del piso que ocupaba el entonces jefe de la logística de ETA, Asier Oyarzábal Chapartegui.

En cuanto a Juarros, que ya en el momento de ser capturada dijo pertenecer a ETA, con sólo 19 años era en 1999 responsable de un grupo de Jarrai en Bilbao, al que se ha implicado con actos de violencia callejera, y en 2001 participó en la fusión del movimiento juvenil radical en Haika con su equivalente vascofrancés.

Los investigadores sospechan que junto a su pareja, Aner Gómez Aguirre -detenido sólo una semana después que ella en París, y con el que se casó ya en prisión en abril de 2006- habían pasado a la clandestinidad a comienzos de 2004.

A ella se le ha seguido el rastro ese año en pisos de Coulaines y de Limoges, donde aparentemente recibió formación, y por los que pasaron responsables y activistas del aparato militar, antes de que se le asignara la misión que le lleva ahora a sentarse en el banquillo junto a Areitio e Igartua.

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