Aproximarse un poco más a la cultura de los taínos, indígenas que habitaron el Caribe es ahora más fácil gracias a la exposición «El Caribe precolombino: Fray Ramón Pané y el universo taíno», en el Museo de América de Madrid.
Con la ayuda de los textos de Fray Ramón Pané, considerado el primer europeo que escribe sobre un pueblo americano, como informó la comisaria Anna Casas, el visitante se adentra en las vivencias de estos habitantes de las Antillas Mayores (Cuba, La Española -República Dominicana-, Jamaica y Puerto Rico), y descubre cómo su concepción del mundo les unía a la naturaleza.
Este viaje a las entrañas del Caribe comienza con Colón, quien en su llegada al Nuevo Mundo en 1492 ya se encontró con los taínos. El fraile jerónimo Fray Ramón Pané acompañó al descubridor en su segundo viaje y cuando llegó al otro lado del Atlántico convivió con los taínos, por orden del Almirante, y hasta aprendió su lengua, sus creencias y sus costumbres. Gracias a esta convivencia escribió cómo era este pueblo y en qué consistía su mitología y así, la labor del evangelizador, materializada en el libro Relación acerca de las antigüedades de los indios, permite contextualizar su arte.
De esta forma, como explicó la comisaria y directora del Museo Barbier-Muelles de Arte Precolombino de Barcelona, querían introducir los textos del antropólogo para favorecer la comprensión de los objetos expuestos. Tanto piezas de la colección de arte taíno de este museo como las procedentes del Museo Británico de Londres, junto a piezas propias del Museo de América, han compuesto esta exposición que incluye objetos cotidianos.
«Estamos contribuyendo a la biografía de estas piezas» comentó Casas que le había dicho el editor principal del catálogo de la exposición, José R. Oliver, en relación con la naturaleza espiritual de las mismas. Para los taínos las cosas estaban animadas como las personas, lo que les llevaba a tener una idea más espiritual del mundo. Por ejemplo, Colin McEwan, comisario y Jefe de la sección Américas y conservador de las colecciones de América Latina del Museo Británico de Londres) explicó que a través del dúho (especie de trono donde se sentaba el jefe o cacique del grupo), elemento presente en la exposición, se podía materializar un espíritu (cemí) con el que el cacique o rey establecía una relación.
Comunicarse con lo sobrenatural
En piedra y madera el visitante descubre hachas, aros líticos, cuya función aún se está estudiando (aunque una de las creencias apuntaba a que podrían haberse utilizado en un juego de pelota indígena), o tallas de figuras antropomorfas, que «hacían visibles las tradiciones orales», según McEwan. Entre éstas, destaca la figura de un hombre con grandes lágrimas en la cara que por su expresión recuerda al rito de la cohoba (alucinógeno) que se prepara con morteros, también presentes en la exposición.
Este ritual servía para atraer a los seres sobrenaturales y estaba ligado al gobierno. Por medio de esta comunicación con los espíritus, los taínos creían que se les revelaba cómo eran aquéllos realmente, para su posterior representación artística. Otra de las figuras antropomorfas que refleja la mitología de esta cultura, eminentemente agrícola, es el Cemí pájaro en madera, que recuerda la leyenda sobre la creación de mujeres. Los taínos creían que fue una especie de pájaro el que talló el sexo femenino.
El comisario Colin McEwan explicó que en el intercambio cultural entre los europeos conquistadores y el pueblo conquistado hubo respeto mutuo en muchas ocasiones, así como interacción entre las islas, pero también «formaban parte de un proceso de expansión con intereses políticos», lo que provocó en ocasiones un encuentro desigual entre culturas.
«El Caribe precolombino», después de visitar Barcelona y Santiago de Compostela, tiene como última parada Madrid hasta el próximo 28 de junio. Después, habrá que esperar a que nuevos descubrimientos, como los que se están llevando a cabo actualmente, informó McEwan, profundicen en los tesoros de las distintas culturas del Nuevo Mundo.