¿Podría ser Rosa Díez el cartel sorpresa del desorientado Partido Popular? La activa diputada que no logró convencer a sus viejos compañeros del Partido Socialista para que le encomendaran la Secretaría General del partido en julio del 2000, pero puede ser mucho más convincente entre la dirigencia popular. Ayer, por ejemplo, encabezó desde su modesto escaño el nutrido grupo de la oposición para una iniciativa que desaloje a los amigos de los terroristas de los ayuntamientos vascos.
Lo lógico hubiera sido que la propuesta naciera de los populares, que cuentan con estructura y aparato para que no se pasen plazos, ni oportunidades. Pero fue la diputada más activista la que madrugó y colocó las albardas a la mula a la que luego se subieron los populares.
Rosa Díez podía optar al abrigo socialista para llevar adelante con éxito su iniciativa, pero ha preferido el cobijo popular aunque no sea la apuesta ganadora a corto plazo.
Rosa Díez incomoda al jefe del Gobierno más que el jefe de la oposición. Zapatero tiene la tentación de convertir en invisible a su antigua adversaria al mismo tiempo que se siente cómodo sonriendo a Rajoy, replicando a sus críticas con mezcla de humor y de desdén y de vez en cuando puñalada.
Más de un diputado popular se siente cómodo con Rosa. No es como para que la solitaria diputada se sume a los populares para hacer carrera desde dentro, pero convendría no perder de vista que el descaro y la dedicación de Rosa Díez acabe convirtiéndola en el otro líder de la oposición con posibilidades abiertas para el futuro. Curiosas paradojas que tienen que ver con la ley de los gases, tienden a ocupar cualquier espacio vacío o disponible.