lunes, mayo 13, 2024
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El insomnio crónico se da más en mujeres por el embarazo o la menstruación, según un estudio

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El psicólogo e investigador de este laboratorio Julio Fernández aseguró que «durante la menstruación hay tal variabilidad que se dan casos de hiposomnia o poco sueño y lo opuesto», apareciendo «el insomnio como indicador hormonal» los días previos, y «una tendencia a dormir mucho» en el transcurso del período.

A pesar de que la prevalencia de la apnea obstructiva del sueño (SAOS) es más alta en hombres obesos de 25 hasta 50 años, esta patología también aparece en mujeres a partir de la menopausia. Este síndrome se caracteriza por la oclusión intermitente y repetitiva de la vía aérea superior durante el sueño, que origina una interrupción completa (apnea) o parcial (hipoapnea) del flujo aéreo y, por tanto, de la cantidad de oxígeno que llega a los pulmones.

Respecto al insomnio crónico, Jiménez declaró que «desde el punto de vista clínico, afecta más a aquellas personas perfeccionistas que buscan que las cosas estén siempre bajo control». Para solucionarlo, este mismo investigador del laboratorio de sueño ha sugerido que «se debe ser consciente de que el sueño no es controlable y que si se quiere controlar, éste no llegará».

Aunque la conciliación de la vida laboral y familiar es uno de los aspectos que más repercute en el insomnio, «hay que manejar el estrés» como otro de sus causantes. Según Jiménez, una situación de insomnio crónico se mantiene, «si no hay cambios en los hábitos de sueño y en el entorno donde se duerme».

Riesgos para los jóvenes

Por su parte, los adolescentes y jóvenes están expuestos a «una serie de riesgos derivados de la privación de sueño» y ocasionados por malos hábitos que resultan de «cambios biológicos y psicológicos» y de «conductas sociales desadaptativas». En ese sentido, «hay cambios hormonales que originan una tendencia a la vespertinidad, pues existe una preferencia por despertarse más tarde y el pico de alerta -se da mayor lucidez- se concentra entre las cinco y las seis de la tarde», manifestó Fernández.

Las consecuencias de este trastorno son «excesiva somnolencia durante el día, irritabilidad y ansiedad, falta de concentración y cambios de patrones de sueño». «Se cree aún que dormir con los cascos puestos y escuchando la lección, ayuda a memorizarla, cuando, si se quiere rendir bien y consolidar los conocimientos, se necesita recibir una buena cantidad de sueño», indicó.

Según Jiménez, «no hay evidencia empírica sobre la capacidad de pronosticar el futuro a través de los sueños», aunque mencionó que actualmente «se están desarrollando estudios con personas lúcidas, que son conscientes de que están soñando y pueden modificar el sueño».

Los sueños se producen en la fase conocida como «sueño con movimientos rápidos de los ojos» (REM, en inglés), un estado «en el que el cerebro tiene casi la misma actividad que en vigilia». Así, cuando uno despierta a alguien que se encuentra en este estado, éste «recuerda imágenes o escenas en movimiento», con mayor probabilidad de recuerdo «cuanto más realistas y emocionales son los sueños, en los que solo existe espacio en dos dimensiones y sin tiempo».

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