lunes, mayo 6, 2024
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La caída bursátil no evitó un año de máximos en la remuneración a directivos

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La retribución de los principales ejecutivos españoles continúa marcando nuevos máximos, a pesar de que el año pasado ha sido más que complicado. Es cierto que en España tenemos una capacidad un tanto farisaica de rasgarnos las vestiduras con los salarios de los directivos de nuestras empresas top, pero también que la palabra austeridad parece tener un cupo de privilegiados exentos. Sólo así puede entenderse que los pagos no hayan caído drásticamente, a pesar de que sí lo han hecho los mercados.

The Wall Street Journal ha publicado periódicamente un artículo interesantísimo, que es el resumen de ganancias de los presidentes de los bancos de inversión, comparadas con la evolución en Bolsa de sus compañías y de los beneficios. A título personal, yo añadiría el pago de dividendos. No tiene por qué ser una regla de tres impepinable, pero es una magnífica vara para medir la creación de valor de los grandes ejecutivos y su remuneración.

En España, por ejemplo, los directivos del Ibex han gozado de unas mejorías en sus pagos del 20%, según ha recopilado el diario Expansión, aunque el citado índice selectivo se dejó el año pasado un 17%. No está mal.

El podio de ejecutivos de nuestro país ahora mismo lo componen Alfredo Sáenz (Santander; en los últimos años el ejecutivo mejor pagado de España), Ignacio Galán (Iberdrola; la expansión internacional le está reportando sustanciosos ingresos) y en 2010 se ha unido un Antonio Brufau (Repsol) que no había gozado de este protagonismo antaño y desbanca al habitual Francisco González (BBVA).

Vaya por delante que los tres presiden empresas que son vitales en nuestro país. Son líderes mundiales, generan miles de puestos de trabajo y contribuyen claramente al desarrollo. No son gigantes de humo como lo han podido ser en el pasado los celebérrimos bancos de inversión estadounidenses, u otros casos como AIG, Enron, etcétera.

Evidentemente, los presidentes o principales directivos de empresas Ibex no deben ser mileuristas. Son ejecutivos muy preparados, que han tenido que pasar una criba muy fuerte y siendo cotizados tienen mucha más presión que otros.

Por no aburrir con cifras, Galán (que en 2009 se aplicó un importante ajuste de sueldo), ganó en dicho año 5,2 millones de euros, para lograr el pasado ejercicio superar los 7 millones. En Bolsa, Iberdrola se dejó un 13%; menos que el Ibex, eso sí. Pero no mucho menos. Brufau se disparó hasta esa cifra astronómica, aunque Repsol subió un 11%.

Cada cual debe sacar sus propias conclusiones de estas cifras, sobre todo los accionistas de las empresas. Capítulo aparte merecen dos hechos: el de BBVA, que no ha ejecutado un amplio plan de incentivos para sus principales responsables debido a la no consecución de objetivos y a la caída bursátil del valor, del 37%.

Otro es el de Telefónica, con un presidente auténticamente obsesionado con remunerar al accionista y hacer del dividendo una de las claves de su gestión y, además, comprar opciones sobre títulos de la compañía con un elevado precio, comprometiendo su capital a que la cotización suba. Así, corre la misma suerte que sus accionistas.

Difícil que cambie

La situación es así desde tiempos inmemoriales y no cambiará. Así lo considera Marisol García-Bango, consultora de Deva Comunicación, experta en RSC y una de las impulsoras del Informe Reporta (www.informereporta.es) que mide la calidad del reporting de las empresas cotizadas españolas.

La experta señala que la remuneración variable de los ejecutivos “debería estar ligada a resultados” de una manera perfectamente medible, “con un factor de corrección predefinido”. Algo sobre lo que hay poca transparencia. “El bonus en muchas ocasiones corresponde a planes de opciones sobre acciones de un periodo superior al año, por lo que es mucho más difícil evaluar”, afirma.

De esta manera, “los bonus son legales siempre”, por supuesto, aunque otra cosa es que sean éticos. Así, que salgan ejemplos como el de Caja Madrid, en el que Rodrigo Rato se ha negado a pagar un plan de antiguos empleados por una cuestión ética y estética “es una cuestión que depende ya de la persona, que quiera (o no) ofrecer un mensaje ejemplarizante”.

Hay empresas que someten la retribución del consejo en la junta, “pero muchas juntas son casi una pantomima”, por lo que mejorar en transparencia y buena práctica en este sentido “es algo dificilísimo”.

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