viernes, mayo 17, 2024
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¿Nueva política?¿Nueva influencia?

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El mismo día que Cesáreo Alierta dimitía como Presidente ejecutivo de Telefónica, se suspendía 'sine die' la prevista reunión del Consejo Empresarial de la Competitividad que, bajo su impulso e interés, se había convertido en el grupo de presión económico más relevante de España.

El Consejo, al hilo de compromisos de Iberdrola, Telefónica y Santander, había relativizado la presencia de la CEOE, las Asociaciones de estudio de los sectores tradicionales o El Círculo de Empresarios, que han seguido suministrando informes y discurso económico pero sin la fuerza ni la presencia de antaño.

La metodología de estos foros se basaba reuniones con personalidades relevantes, celebración de eventos públicos, y la expresión de opinión, disfrazada de estudio de investigación. Sin duda, ha habido otras formas de influir, entre ellas la opaca relación personal y la prestación de favores mutuos entre políticos y gestores económicos.

Por toda España, centenares de asociaciones patronales han sido barridas por la crisis, por deudas de gestión o por malas prácticas. Han retornado las viejas organizaciones gremiales para la defensa de intereses frente al modelo de asociacionismo intersectorial.

La patronal madrileña, CEIM, y la Cámara de Comercio, las instituciones madrileñas del empresariado, ejemplo del vínculo entre política y economía en las dos últimas décadas, se han visto absolutamente paralizadas por la dimisión de su 'factotum' Arturo Fernández, implicado tanto en los episodios de las 'tarjetas black' como en malas prácticas empresariales. Otras organizaciones territoriales han seguido el mismo camino ante el despegue de las instituciones autonómicas de las organizaciones patronales, reputadas como sospechosas.

Estas situaciones son un buen ejemplo del final del vigente modelo de asociacionismo empresarial que unió liderazgo de interés y un interesado apoyo institucional que dio como resultado un estrecho vínculo entre política y economía.

La crisis y la nueva situación política ha acabado con los tradicionales factores de influencia. Desaparecen los grandes influyentes del tejido empresarial, a nivel local o estatal. Los nuevos políticos desconfían del empresariado de la época de la exuberancia.

Registro de grupos de interés

Por si fuera poco, las exigencias de transparencia empiezan a requerir el registro de grupos de interés en España. Exigencia que se traducirá, según todo apunta, en una estricta legislación estatal y autonómica.

La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) ha establecido un registro, por ahora voluntario, de 'lobbistas'. Parecen pocas las entidades registradas: solo 150 se han inscrito en las cinco categorías del registro.

La más numerosa, sin duda, con sesenta inscripciones, es la del sector empresarial y de base asociativa, entre las que no se encuentran, sospechosamente, sectores como el eléctrico, el financiero o el de la construcción, aunque sí algunos de la nueva economía o la economía colaborativa. En todo caso, parece que son las consultoras una de las tendencias en los mecanismos de influencia: se han registrado 45, más que asociaciones empresariales.

Comunicación y Unión Europea

En suma, da la impresión de que en la nueva situación política no se han definido los mecanismos de influencia. Junto a las consultoras, el mundo de comunicación parece llamado a cubrir, como ocurriera en los primeros años de democracia, la laguna entre el mundo económico y el político.

La figura del DIRCOM, del director de Comunicación, se ha extendido entre las corporaciones grandes y medianas, con acceso a redes sociales y a medios de comunicación y el papel de éstos como medio de transferencia de opinión, parece que sustituirá, al menos temporalmente, a la promiscuidad de los contactos políticos.

Sin embargo, los sectores financieros, de comunicaciones o energéticos seguirán optando por una vía de influencia política que, probablemente, tiene más que ver con el marco europeo que con el español. En un contexto de grandes sectores regulados por la Unión Europea, la influencia en Bruselas puede obtener más rédito que en Madrid.

Entre los 'lobbies' que mas gastan en la Unión Europea se encuentran la Association for Financial Markets in Europe, AMICE (la Asociación de Mutuas Aseguradoras y Cooperativas de Seguros en Europa) y la todopoderosa European Banking Federation (EBF), que representa a más de 4.500 entidades con 2,3 millones de trabajadores.

En suma, los grandes intereses corporativos necesitan nuevas estructuras de influencia. El tiempo dirá si el modelo se basa en la transparencia o si se retorna a modelos opacos.

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