El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, presentará hoy su informe económico de 2010, el año en el que España volvió a crecer tímidamente pero fue puesta en duda en los mercados internacionales, afrontó duras reformas y recortes y registró cifras históricas de desempleo.
Se tratará del cuarto informe del presidente del Gobierno, una tradición que Zapatero empezó en un acto con mucha expectación en la Bolsa de Madrid en 2007, cuando la economía aún crecía a un fuerte ritmo aunque empezaba a desacelerarse.
Aquel acto contó con la presencia de los principales empresarios y de patronal y sindicatos, que también acudieron al segundo informe, presentado en la sede del Consejo Económico y Social en un gesto de acercamiento a los agentes sociales.
El peor año en términos de crecimiento fue 2009, cuando el PIB registró su mayor caída en décadas, del 3,7 %, y para aquel informe Zapatero eligió una presentación más discreta, en el complejo de la Moncloa, como la que tendrá lugar mañana.
En cualquier caso, fuentes del Gobierno aseguraron que, un año más, se espera la asistencia de los principales dirigentes empresariales, entre ellos muchos de los responsables de las 35 compañías del IBEX, los líderes sindicales -con los que el Gobierno está negociando la reforma de las pensiones- y de la patronal, así como representantes del mundo académico.
El cuarto informe de Zapatero se presenta con retraso, ya que lo habitual era hacerlo público en el año en curso y en esta ocasión se ha esperado a que finalizase 2010.
Un año que se ha convertido en el más complicado para el presidente del Gobierno, obligado a acometer duras reformas y fuertes recortes sociales para devolver la confianza de los mercados en España, perdida con las crisis de deuda de países como Grecia e Irlanda.
Además, ha sido el peor ejercicio que se recuerda en términos de desempleo, pues en marzo se alcanzó la cifra récord de 4.166.613 desempleados y cerró con algo menos, 4.100.073 personas en diciembre.
Zapatero volverá a defender los recortes acometidos por su Gobierno para cumplir con los objetivos de déficit y calmar las dudas sobre España de los mercados internacionales, que han llevado también a niveles históricos la prima de riesgo española -que se mide con el diferencial entre el bono español a diez años y el alemán de ese mismo plazo-.
También se espera que defienda las reformas estructurales que tanto han reclamado los organismos internacionales a España, entre ellas la laboral, que provocó la primera huelga general contra su Gobierno, y la de las pensiones, que estos días el Ejecutivo negocia con los sindicatos, reacios a elevar la edad de jubilación a los 67 años.