viernes, abril 26, 2024
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Los misterios que envuelven a Fernando Alonso

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A más de uno en el paddock se le detuvo el pulso al observar el asombroso accidente de Fernando Alonso. El Mclaren impactó contra el muro a más de 300 kilómetros por hora, poco antes de dar dos vueltas de campana. Los corazones volvieron a latir cuando el piloto salió aparentemente airoso y con un cierto aire de incredulidad. Pasado el susto y tras el amistoso abrazo con Esteban Gutiérrez, el asturiano reconoció que había gastado “una de las siete vidas” que le quedaban.

A partir de ahí, sin mirar atrás, comenzó a pensar en el Gran Premio de Bahréin. El pasado jueves, cuando todos daban por hecho que recibiría el visto bueno por parte de los médicos, le diagnosticaron una costilla rota y un neumotórax. Una noticia sorprendente, ateniéndonos a que Alonso no se había quejado, más allá de las molestias que pueden producir un choque de semejante calibre. No es la primera vez que el ‘misterio’ envuelve un accidente de Alonso. El año pasado en Montmeló, ni siquiera se pudo vislumbrar el por qué había sufrido el incidente. En aquella ocasión, Alonso se perdió el Gran Premio de Australia. Dos extraños sucesos.

Test de Montmeló en 2015

Restaba sólo un mes para el arranque del Mundial y los pilotos se encontraban en los test de Barcelona para poner a punto el coche. Alonso, que apenas había podido rodar en los días previos, saltaba al circuito de Montmeló para tratar de mejorar la fiabilidad de una escudería nueva. Todo discurría según lo previsto, hasta que Fernando protagonizó una acción que copó las portadas de las próximas semanas. En la curva tres del circuito de Cataluña, donde apenas se han presenciado accidentes, el español frenó considerablemente, hasta impactar a baja velocidad y de forma lateral contra el muro en plena recta. El asturiano quedó aturdido durante varios minutos y un helicóptero lo trasladó al Hospital General de Cataluña.

Jamás un accidente había sembrado tal revuelo. Y es lógico, ya que al analizar con detalle el suceso surgen varias incógnitas. Primero por las rápidas reacciones de los protagonistas. El equipo, en su defensa, explica que el monoplaza no ha tenido que ver, y señala como principal causa al viento, un fenómeno que no había afectado al resto de monoplazas. La extraña lentitud de Fernando en la curva, y el posterior impacto, casi absurdo para un piloto de su talla, llevaron a otras teorías. La principal, que el asturiano había perdido el conocimiento. Eso le llevó a impactar contra el muro y explicaría por qué tardaron tanto en retirarle del coche.

Sin embargo, días después Alonso compareció ante los medios para dar su versión y deshizo algunas hipótesis. Como aparecía en la telemetría, el asturiano informa de que frenó de forma consciente, y lo achaca a un problema de dirección, y por tanto, desmiente la teoría del viento del equipo. “No me desperté en 1995 ni hablando italiano”, dijo el asturiano en referencia a la cantidad de cosas que se habían comentado. Por tanto, la única teoría fundamentada para explicar el suceso es que el golpe horizontal de la rueda trasera derecha sacudió de manera muy fuerte al español, hasta dejarle inconsciente. Versión que no terminó de convencer a determinados expertos y que dejó el asunto sin una respuesta concreta.

Gran Premio de Australia 2016

La situación en Melbourne fue muy diferente. Alonso marchaba a 316 kilómetros por hora al final de una recta cuando tocó el monoplaza de Esteban Gutiérrez, que había frenado con anterioridad para tratar de aguantar la posición. El vehículo del español se estampó contra el muro, dio dos vueltas de campana y de nuevo se estrelló contra una de las paredes que delimita el circuito. En esta ocasión, pese a que se temió lo peor, el asturiano salió por su propio pie y se fundió en un abrazo con el otro piloto implicado. Su aparentemente buen estado provocó que nadie se planteara su ausencia en Bahréin.

Casi dos semanas después, el pasado jueves, se conoció que Fernando no disputaría el Gran Premio de Bahréin por un neumotórax y una costilla rota. Es evidente que con una costilla rota es imposible correr, pero resulta llamativo que el español no se pronunciara a lo largo de los días de un dolor que debería ser profundo. Tras la negativa de la FIA, Alonso compareció ante los medios para explicar cómo se habían desarrollado los últimos diez días. El piloto de McLaren reconoció que tenía un neumotórax y que le habían mandado reposar. También explicó que sentía cierto dolor en según que posiciones.

Pero lo que más curioso resultó fue la forma en la que comunicó su lesión en las costillas: “El neumotórax sigue más o menos igual, pero tengo algunas fracturas en las costillas y debido a eso, es arriesgado pilotar”. Alonso no era consciente de su situación médica y eso sólo puede obedecer a una negligencia médica en Australia. Tras el accidente apenas estuvo en observación y no le detectaron nada. Sin embargo, el jueves sí vislumbraron esa costilla rota. Algo no se hizo bien el domingo.

También resulta contradictorio que Alonso dijera que «las fuerzas G podrían ocasionar que alguna costilla fracturada se clavase en el pulmón”, y después haga otro intento por saltar a pista, como ha sucedido este sábado. Más, cuando el asturiano sufre el Síndrome de Poland, una malformación de nacimiento que propicia el subdesarrollo o ausencia de los músculos del tórax en un lado del cuerpo. Muchas incógnitas en dos sucesos verdaderamente extraños. Son los misterios que envuelven a Fernando Alonso.

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