Sin ninguna fichaje de renombre en un verano de lo más extraño en Chamartín, Marco Asensio se erigió como el principal atractivo para los aficionados merengues. El mallorquín se ha asentado en el once titular, por delante de hombres como James o Isco, que aún vislumbran una salida como una opción interesante. El Madrid llegaba al duelo tras el serio triunfo en Anoeta, y el Celta tras caer en casa frente al Leganés. El dominio debía ser blanco, y así fue el guion. Con Modric de vuelta, el conjunto de la capital carburó desde el inicio.
Morata, como ya sucedió en el primer partido liguero, fue el más activo en la zona de ataque. Asensio aparecía de forma intermitente, y Bale no ofrecía un ápice de la calidad que atesora. El ariete canterano, y Modric, probaron suerte en los primeros quince minutos pero sin crear excesivo peligro. La oportunidad más clara, en cambio, fue para el Celta. Bongonda se deshizo de Varane y Carvajal, y en lugar de combinar con Guidetti, sólo, concluyó de forma errónea la jugada.
Antes Wass había probado suerte, en los mejores minutos del equipo vigués. El Madrid cedió terreno, y toda sensación de control. Su juego se volvió endeble, previsible, y las rápidas embestidas no parecían ser suficiente para buscar el tanto. En esos minutos críticos, Modric salió al rescate. Primero con un balón al larguero, y después con un disparo que bien pudo entrar por la escuadra. Bale también rozó el tanto, pero su cabezazo no encontró portería.
El duelo no tenía dueño, y apenas se vislumbraban transiciones en el centro del campo. Ambos conjuntos abogaron por un juego directo que no ofreció ningún resultado antes del descanso. El Celta, ambicioso pero falto de chispa, intimidó en los últimos minutos al Madrid, que tan sólo se asomó por medio de Bale. Sin apenas rapidez en su juego, el conjunto de Zidane fue incapaz de generar cierto temor al Celta antes de que el colegiado señalara el final del primer envite.
Morata y Orellana ponen los goles
El Madrid no ofreció el insistente ataque que podía preverse tras los quince minutos de tregua, pero sí ejerció una marcha más en su juego. Bale avisó de falta, pero se topó con un Sergio enorme. Sin embargo, pese a cuajar una brillante actuación, el guardameta del Celta erró al jugar el balón y propició el tanto blanco minutos después. Modric envió el balón al área, Asensio erró, pero Morata resolvió con contundencia para situar a los blancos por encima en el marcador.
El propio Morata pudo poner el segundo, pero estrelló su disparo al poste tras un mano a mano con Sergio. Era el momento idóneo para que el Madrid pusiera punto y final al encuentro, pero el Celta obtuvo su premio a la insistencia. Orellana, tras una buena combinación, recibió sólo en la frontal del área, y con un gran disparo batió a casilla para volver a poner las tablas.
Kroos decide el duelo
El Bernabéu enmudeció y Zidane miró al banquillo. Lucas Vázquez, James y Mariano fueron los escogidos para otorgar algo de chispa a un equipo incapaz de tomar las riendas del duelo. Y el extremo, en parte, fue decisivo. Adentrados en los últimos diez minutos de choque, el español cediño un buen balón a Kroos, que sorprendió con un disparo raso que, tras golpear en el poste, se adentró en la portería de Sergio. El tanto no acomplejo al Celta, que trató de agotar sus cartuchos, sin demasiada fortuna.
El Madrid cerró un triunfo más sufrido de lo esperado, con una imagen que difiere a la que mostró hace tan sólo siete días en Anoeta. El conjunto de Zidane no ha convencido en su estreno en el Bernabéu, pero se marcha de Chamartín con seis puntos en la tabla.
Alberto Puente