martes, mayo 7, 2024
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El declive de Ferrer pone en duda su futuro

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Sin ningún Grand Slam bajo el brazo y a la sombra de Rafael Nadal, la trayectoria de David Ferrer podría haber quedado relegada a un segundo plano, de no ser por su insistencia en pugnar con una generación gloriosa. A sus 35 años, el alicantino se ha ganado el respeto y la admiración del mundo de tenis, avalado por su trabajo en las pistas. No ha conseguido alcanzar el número uno del mundo, pero muchos expertos colocan sus méritos a la altura de los que en su día obraron tenistas como Ferrero o Moyá.

Su historial no está exento de títulos. Ha levantado 26 trofeos ATP, entre ellos un Masters 1000, el de París en 2012. La ardua competencia con el ‘Big Four’ le llevo a ceder seis finales de esta índole, otra en la Copa de Maestros, e incluso Roland Garros en 2013. Hace una década pisó el Top Ten, al que se abonó definitivamente a partir del 2010. Ha llegado incluso a estar en el podio (3º), un premio insuficiente a tanto esfuerzo. Este 2017, su entrega y su talento han dicho basta, lastrados por un físico que acusa el transcurso de los años. Excepción o no, Ferrer no termina de encontrar su tenis y deambula en el ranking.

En estos primeros cuatro meses de competición el alicantino ha sido incapaz de encadenar tres triunfos y ha cedido ante rivales inferiores en la clasificación, algo a lo que no acostumbraba. Thompson en Brisbane, Haase en Auckland, Bautista en Australia, Berlocq en Buenos Aires, Dolgopolov en Río de Janeiro y Schwartzman en Miami habían interrumpido su camino antes de tiempo. La arcilla, la magia del Godó, se erigían como motivos más que propicios para una resurrección. Esta, en cambio, no se ha producido. Anderson quebró en tres ocasiones su servicio a lo largo del envite, para resolver el encuentro en dos mangas.

La pista central del Godó, que pasará a llamarse Rafael Nadal, le brindó una sonora ovación, como reconocimiento a una trayectoria encomiable. El futuro inmediato, en cambio, presenta más incertidumbres. ”No me voy a tirar por un puente; es lo que hay”, ha confesado en rueda de prensa Ferrer, que no cambia su actitud pese a los malos resultados. Habla claro ante los medios, y reconoce que la edad pesa: ”Llevo muchos kilómetros, ya no me recupero como antes y físicamente no estoy igual. Ahora tengo que entrenarme de forma diferente”.

De momento, sobre la pista los ejercicios diarios no han dado sus frutos. Y eso que asegura haber experimentado una mejoría respecto a la gira estadounidense. Que su camino se acerca al final lo declaran sus propias palabras, que hacen balance hasta la fecha: “Hubiese firmado tener una carrera como la que he tenido y llegar a los 35 años como estoy ahora. No necesito el reconocimiento de nadie, sino el de mi mismo y el de mi familia”, asegura, tras decir que no siente “frustración”.

Actualmente ocupa la trigésimo segunda plaza del ranking, y de no mejorar los resultados, seguiría en caída libre. Un problema a la hora de superar rondas, cada vez con cuadros más temibles. Por ello se antoja complicado vaticinar si Ferrer seguirá en las pistas mucho más tiempo. De momento, el se marcha una cita en el calendario: Roland Garros. “Intentaré llegar lo mejor posible a París, a ver cómo estoy físicamente y, después de jugar allí, veremos”, concluye.

Alberto Puente

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