viernes, mayo 17, 2024
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El día que Pippen y Jordan machacaron a Kukoc

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La mirada del seleccionador croata rápido encontró su objetivo. Petar Skansi fijó sus ojos en un cabizbajo Toni Kukoc.

-«Ey Toni, despierta. Te están comiendo».

Kukoc apenas reaccionó ante las palabras de Skansi. Los minutos de juego del segundo partido de grupo entre Croacia y Estados Unidos habían sido una tortura para él.

No era un partido más. Años atrás Kukoc había sido drafteado por los Chicago Bulls y desde entonces la franquicia no había escatimado recursos para atraerlo a la ciudad del viento. Incluso con ofertas monetarias que supusieron un cisma entre directiva y jugadores, con Pippen como especial damnificado y sin respuesta alguna del croata.

Por si fuera poco, cada vez más gente creía que Kukoc podría quitarle el puesto a Pippen. Incluso los más aventurados pensaban que podría ser el recambio temporal para Jordan.

Demasiadas motivaciones para dos competidores natos.

Incluso antes del salto inicial, Kukoc ya sentía sobre su nuca el aliento de Pippen. Daba igual que el croata recibiera a 9 metros de la canasta, que tenía al alero americano en la cara. Tampoco le valía escabullirse en los bloqueos que le ofrecían Vrankovic o Radja, Jordan siempre llegaba muy rápido a la ayuda.

La consigna era clara, Kukoc era presa solo de Pippen y Jordan. Ambos jugadores así se lo hicieron saber a sus compañeros, antes del partido: “Chicos, esta noche, nadie más que Scottie y yo vamos a defender a Kukoc. Voy a defenderlo para hundirle por debajo del suelo”, explicó Jordan en el autobús. Y, también después: “Al final del partido conocía incluso el color de sus calzoncillos”, exclamó Pippen.

Ambos sometieron a la perla croata hasta tal punto de realizar su peor partido de largo en su carrera Fiba. Kukoc abandono el partido con un paupérrimo 2/11 en tiros de campo y siete pérdidas, mientras que en el torneo promedió un 46,5% en tiros de campo y apenas 1,6 perdidas por encuentro. Por su parte, Pippen sumó su partido con más robos en el campeonato con cinco, al igual que Jordan que alcanzó las ocho.

Un deseo de la directiva rechazado por los jugadores

El director deportivo de los Chicago Bulls, Jerry Krause, se presento de manera rápida y torpe frente al mandamás de la franquicia, Jerry Reindsorf. Cargaba una pila de papeles, en el que el nombre de Toni Kukoc estaba en todas y cada una de ellas.

«Vamos a ver, es un 2,08, ligero muy ligero, y rápido. Se mueve como un base. Allá le comparan con Magic Johnson».

Al oír pronunciar esa última parte, Reindsorf no pudo evitar soltar un pequeña burla

Krause se repuso rápido a la burla de Reindsorf:

«No, Jerry, créeme. Es muy bueno. Mucho mejor de lo que te imaginas (…) Mira, Jerry, 11/12, ¡11/12!«, exclamó Krause ante la mirada extrañada de Reindsorf.

«Son triples, Jerry. Nos masacro. Y es más alto que Horace”.

Krause señalaba de manera torpe el boxscore del último mundial junior jugado por Kukoc, en el que con Yugoslavia había masacrado a Estados Unidos.

Reindsorf pidió una última opinión: «Phil ¿Tú que opinas?». A lo que Jackson respondió de manera pausada pero contundente.

«Sí. Es muy bueno (…) puede que no hayamos visto nunca un extranjero como él».

Eso le bastó a Reindsorf: «Muy bien, vete a por él».

Meses después, mientras Kukoc personificaba al Rey Midas del baloncesto europeo, los Bulls adquirieron sus derechos el 27 de junio de 1990. Tras aquello, Krause intentó todo lo indencible por atraer al jugador a Chicago sin demasiados resultados.

La primera toma de contacto fue en Seatle durante los ‘Goodwill Games’, en el que participaron todas las selecciones. El dominio de Kukoc en aquel torneo fue demoledor, capaz de anotar, rebotear, mandar e incluso dirigir el juego como un base gracias a la libertad que le otorgaba Ivkovic, con sus 2,08. Tras Seatle, casi sin descanso, Yugoslavia deslumbró al mundo del baloncesto en el Mundial de Argentina con Kukoc también como estrella.

A medida que el croata cosechaba un éxito tras otro, en Chicago hacían más esfuerzos para atraerlo. Krause lo intento todo: habló con la comunidad yugoslava de la ciudad y se lo hizo saber a Kukoc, presionó a Jackson para que llamara al propio Kukoc para ofrecerle minutos e incluso convenció a Reindsorf para dejar intactos dos millones de masa salarial para seducir al croata. Pero nada de aquello tuvo algún efecto salvo cabrear a la plantilla.

Está última medida aún encendió más los ánimos de la plantilla. La decisión de renunciar a esa masa salarial significó que Cliff Levingston renovara a la baja, que John Paxson, seis años como base titular del equipo, Scott William y Bill Cartwright vieran congelados sus opciones de mejorar contrato. Aunque la guinda llegó con la paralización del nuevo contrato de Pippen.

«No puedo hacer nada», le diría Reindsorf.

El vestuario explotó y en especial, Michael Jordan. “O sea que ya le ven como una futura estrella en esta liga. Ya. Espera a que reciba un codazo de Laimbeer y verás como no vuelve a oler la pintura”, exclamaba Jordan durante los entrenamientos. Tal fue el enfado con Krause, que Jordan llamó a su agente para tantear el mercado y abandonar Chicago si aparecía Kukoc.

Finalmente, y pese a los esfuerzos y viajes de Krause, estuvo en Split con Jackson también viajó a ver la Final Four que volvió a ganar la Jugoplastika con Kukoc de líder. Pese al contrato de más de 15 millones en cuatro años, Kukoc prefirió dejar la Jugoplastika para jugar en la Benetton.

El mazazo para Krause y la directiva fue recibido con alivio para la plantilla. Al finalizar la temporada, los jugadores obtuvieron sus mejoras, incluido Pippen.

Ambos caminos se volvieron a cruzar en la final en la que un Kukoc más inspirado termino con 16 puntos y nueve asistencias y demostró su potencial. Al año siguiente Kukoc si se decidiría a dar el salto a la NBA y abrir una de las páginas más gloriosas del baloncesto europeo.

Pedro Ruiz

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