viernes, abril 26, 2024
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Purito Valverde

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Cuando se pasa de 200 kilómetros en bicicleta, por las sinuosas y torturadoras carreteras del Bierzo, hasta en las piernas más exigentes, esas afiladas, venosas e hipertrofiadas de los ciclistas profesionales, el ácido láctico pincha con alfileres sádicos. Ese es el terreno Valverde, el terreno Sagan, el terreno Purito, Gilbert. El de los purasangres, que en medio de dolor lacerante en los músculos encuentran aire y energía para dar una vuelta de rosca más al ejercicio sadomasoquista que es un Mundial de Ciclismo en carretera. Ese terreno es el que este domingo explora Alejandro Valverde en su más pura esencia, la del clasicómano. Puro Valverde y, a su lado, un ‘Purito’. Joaquim Rodríguez, ese as en la manga español que ya todos conocen.

Puro Valverde también, el ciclista con mayor clase seguramente del pelotón y con un fárrago táctico mayor en la cabeza. Es tal su facilidad para situarse en el rincón de los elegidos, en el momento culminante de esas torturas de seis horas en bicicleta, que a veces parece que las juega como si se estuviera echando una pocha en el bar con los amigos. Puro Valverde, máxima expresión en el final del Mundial del año pasado en Florencia, donde un espigado portugués se llevó un jersey arcoiris y una medalla de oro que esta temporada no ha dignificado.

Tanto Valverde como ‘Purito’ lamentan que el recorrido berziano, por la comarca de Ponferrada, no sea más duro. No porque sean más masocas que los demás, sino que para que la carrera no acabe en un esprint, para que sea tan exigente, que sea solo coto de los mejores purasangres de cada escuadra nacional. El territorio de los elegidos, puro territorio Valverde.

La presencia de Rodríguez, caja pequeña, explosivas piernas en los finales ras horas de pedaleo, da unas posibilidades tácticas al veterano seleccionador, Javier Mínguez, que es de temer una debacle. Sí, lo contrario. Porque puro Valverde, este es el territorio de los egos, donde se van a ver con el mismo mono rojgualdo dos ciclistas que tienen cuentas pendientes desde hace justo un año. Los duelos en las rampas de la Vuelta a España de esta temporada, con Contador y Froome de compañeros de fracachela, no han ayudado a restañar las heridas en los egos.

Valverde lleva un año excepcional, como atestigua su segunda posición en la clasificación mundial de la UCI, tras Contador, ambos con más de 130 puntos sobre el siguiente, Simon Gerrans. Cuarto en el Tour, Clásica de San Sebastián, trescero en la Vuelta… En una forma excepcional dos meses seguidos, un prodigio de la naturaleza con 34 años. Un cuerpo de clasicómano que no conocía las clásicas, convencido para la causa de las carreras de tres semanas, un todoterreno que ya pasa las grandes cimas del Tour. No se sabe qué mayor exigencia se le puede pedir al menudo cuerpo de este ciclista murciano. Y qué le falta en su cabeza táctica para convertir en triunfos su exhuberancia de piernas y oxígeno para estar en los finales decisivos.

Una clasificación de la que no estará el número 1, Contador, y en la que ‘Purito’ ocupa el puesto 12. Los tres corredores ya han pasado de los 30 años, y es de suponer que en unas temporadas sus motores diésel turboalimentados empiecen a declinar. ¿Y detrás? Detrás un agujero negro hasta el número 43, Beñat Intxausti que no es precisamente una promesa. Las promesas, los hermanos Herrada, están por debajo del 120.

Valverde pujará por su sexta medalla. ‘Purito’ también puede lograrlo, el compacto equipo español luchará por su oro. Ponferrada lucirá bella. Pero da vértigo mirar el futuro.

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