lunes, mayo 20, 2024
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Dan Brown: «Me cuelgo boca abajo para oxigenar el cerebro»

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El renombrado escritor estadounidense Dan Brown ha presentado este jueves su nuevo libro, ‘Inferno’. La Biblioteca Nacional, de la mano de Editorial Planeta, acogía este medio día la presentación del cuarto tomo de la serie protagonizada por el profesor de simbología religiosa, Robert Langdom. El artífice de best sellers de la talla de El Código da Vinci regresa al corazón de Europa, ambientando su novela en Italia. Toma como punto de partida la obra maestra de la literatura La Divina Comedia (Dante Alighieri), desenterrando en su thriller antiguos misterios ansiosos por ser resueltos.

Dan Brown se presentaba ante la prensa con una actitud jovial y osando a saludar y decir pequeñas frases en español, ya que estudió durante dos años Historia del Arte en la Universidad de Sevilla.

Comienza el acto con un pequeño book trailer plagado de palabras susurrantes, pasadizos secretos, códigos indescifrables y destacando “El Infierno de Dante”. Brown muestra entusiasmo ante el mismo, preparándose para ser bombardeado a preguntas.

Receptivo ante todo tipo de cuestiones, confiesa manías como que se levanta a las cuatro de la mañana para escribir y que se cuelga boca abajo para oxigenar el cerebro. También cuenta que tiene un reloj de arena y cada vez que pasa una hora hace flexiones, para poder seguir trabajando con energía.

Introduciéndose en un terreno más pantanoso, habla del problema de la natalidad, que trata profundamente en la novela. Asegura que en los últimos 85 años la población se ha triplicado, y que los futurólogos lo consideran el problema que nos espera. “Es un problema muy grave que requiere una solución grave”.

En respuesta a la pregunta de si Robert Langdom es el álterego de Dan Brown, contesta que su mayor deseo es ser como el profesor. “Él es mucho más interesante y más inteligente. Mientras Langdom hace un comentario interesante en cuestión de segundos, yo tardo al menos dos días en escribir ese comentario”.

También se ve comprometido a aclarar cuestiones religiosas. Opina que el Vaticano cambia muy despacio, pero confía en que esos cambios den su fruto y que en un futuro no pongan tantas trabas a sus investigaciones. Criado en un ambiente semi-religioso (su madre tocaba el órgano en una iglesia y su padre era matemático), cuenta que un cura frustró su interés en torno a la religión, negándose a resolver sus dudas justificándose en que “los niños buenos no preguntan esas cosas”. “Mi religión es un trabajo inacabado, cada día me surge una nueva duda”.

Respecto a la política actual, no cree que haya una teoría de la conspiración, simplemente que el ser humano tiene la necesidad biológica de creerlo. Eso sí, admite que el mundo se consolida y que el poder cada vez está concentrado en menos manos. “La tortura que elegiría para los políticos corruptos sería que fueran devorados por el monstruo de tres cabezas que se encuentra en el centro del Infierno. Ser masticados para la eternidad me parece suficiente castigo”.

Para finalizar, ante la polémica acaecida con los datos que aparecen en sus libros, muchos puestos en duda por historiadores, justifica sus para unos “meteduras de pata” con que la historia tal y como la conocemos no es exacta. “Los historiadores tienen unas creencias sobre la realidad y yo otras”.

Ana Pantoja

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