martes, mayo 14, 2024
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¿Por qué cuando se apaga la luz nos morimos de miedo?

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¿Por qué cuando se apaga la luz nos morimos de miedo?. Esa es la pregunta a partir de la que Animalario ha indagado para construir «Penumbra», la más personal de sus 13 obras, en la que la participación del público será «vital» para entender su dolor y este «sueño» que es a veces «una pesadilla».

Alberto San Juan, Guillermo Toledo, Natalie Poza y Luis Bermejo, los actores, pero también el director, Andrés Lima, y los autores, Juan Cavestany y Juan Mayorga, confesaron en el último taller de creación de la compañía cuál era su mayor dolor, su miedo más profundo para construir con ello una reflexión sobre el dolor físico y el del alma que llega mañana al Matadero de El Español.

«Esta obra no se explica, hay que verla. Está hecha para sentir, no nace de la lógica sino de lo irracional», ha dicho Lima que ha «precisado» que es la historia de una familia en una casa a orillas del mar habitada por un padre (San Juan), una madre (Poza), un niño (Bermejo) y un fantasma (Toledo) enfrentándose a sus temores.

«Sin la complicidad de los años que llevamos juntos no podíamos haber hecho esto porque era muy íntimo. Nos contamos los unos a los otros nuestros sueños y pesadillas. ‘Penumbra’ es una historia contada a través de un sueño», ha detallado Lima, acompañado por los actores y autores.

A Lima no le asusta la reacción ante un montaje de estas características porque, dice, el riesgo en el teatro «le pone», le gusta, aunque reconoce que es «de locos» tanto comercialmente como artísticamente porque se han basado «en nada» quitándose «el suelo de los pies».

Esta obra, apostilla San Juan, es la demostración de que Animalario no hace lo que da la gana sino «lo que le sale». «Queríamos hacer una obra de éxito, una comedia, una obra política y ha salido otra cosa pero me gusta que tengamos intacta esa capacidad», ha dicho.

San Juan percibe tras el taller que ha dado origen a la obra que el dolor es «lo que frena para crecer», para ser uno mismo, y reconocerlo es vital para «hacer la revolución en el ámbito personal».

En «Penumbra», que estará en cartel hasta el 20 de marzo, Toledo, que vuelve a los montajes de la compañía después de estar ausente en los tres últimos, encarna la esencia de los sueños y de los deseos y trata de que la familia salga de su endogamia, de sus pesadillas y que vayan hacia sus anhelos.

«Damos la sensación de ser un jeroglífico indescifrable pero es que queremos que nos den todo mascadito y eso no pasa aquí. No es una función imposible pero necesita de un público activo, que venga con ganas», ha pedido Toledo.

Cavestany, autor también junto a Mayorga de «Alejandro y Ana», asegura que el proceso de creación ha sido muy libre pero que no se ha tratado de «mirarse el ombligo» sino de hacer un planteamiento muy universal» en el que se narran sueños en un entorno que todo el mundo reconoce pero, admite, «no es una historia sino una interpelación al espectador».

«Es la historia de un niño que quiere aprender a vivir pero sus padres no le pueden enseñar porque están enredados en su propia pesadilla».
Para Mayorga el sueño es el horizonte, la forma ideal del teatro porque nada tiene «grasa», sino que todo es significativo y esencial.
Ha sido una experiencia fascinante y arriesgada porque después del taller él y Cavestany quedaron «gozosamente abandonados» a ese material, que han escrito «a cuatro manos», sin que puedan decir que frase es de cada cual.

Para este coautor es una obra sobre padres e hijos, en la que hay mucha sombra y mucha luz en medio de la penumbra y en la que los actores les han dado palabras e imágenes que ellos han «atesorado» «desaprendiendo dramaturgia y confiando en Andrés».

Redacción

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