La mujer ha colocado un trozo de pan en lo alto de la rama de un árbol. A continuación trae a su hijo desde la humilde casa-por darle un apelativo cariñoso-.. Tiene diez años y ya está preparado para su iniciación como guerrero. El chaval coge su honda fabricada con fibra vegetal trenzada y un proyectil de piedra que pesa unos noventa gramos. Tras voltearla con fuerza lanza la piedra para dar al trozo de pan y falla. La mujer le obliga a repetir una y otra vez: el niño no comerá hasta que acierte. Así es de dura es su preparación. Son los espartanos del Mediterráneo.
Dicen que eran los primeros habitantes de las Islas Baleares y su origen es incierto. Los griegos los llamaban Gimnesias-según Diodoro-, pero los nativos y los romanos los denominaron Balears, que significa lanzar. Sea como sea, fueron hombres terribles, conocidos como los mejores lanzadores de piedras de la historia.
Portaban tres hondas en el cuerpo. La primera y la más corta se llevaba enrollada en la cabeza en forma de diadema y servía para lanzar a distancias pequeñas. La larga se transportaba como un cinturón, en la cintura y era utilizada para largas distancias. La intermedia se transportaba siempre en la mano. Los proyectiles-llamados glandes, jejeje-, eran de piedra o de plomo fundido en un molde, con forma balística.
Tan buenos eran que sirvieron como mercenarios en todas las guerras de la antigüedad, tanto con los cartagineses, como los fenicios, sembrado el pánico en las filas enemigas. Eran utilizados como infantería ligera, por delante de la línea de batalla de la infantería pesada. Con su precisión, desordenaban las formaciones enemigas, rompiendo escudos y cabeza ¡Imagínense una lluvia de proyectiles viniendo hacia ti a una velocidad endiablada! El mismo Aníbal llegó a utilizar unos dos mil de estos aguerridos hombres en su tour por la península itálica.
En el año 123 antes de Cristo, una flota romana al mando de Quinto Cecilio Metelo, bordea las islas buscando puntos de desembarco. De repente, los nativos de las islas comienzan a lanzar sus proyectiles contra los invasores. Los romanos entran en pánico, ya que incluso hacen agujeros en la madera de los barcos. Metelo ordena a sus legionarios hacer pantallas con pieles para protegerse, ya que está sufriendo bajas ante unos individuos que para él no son más que bárbaros.
De la enorme resistencia que ofrecieron da prueba que los romanos tardaron en conquistar las islas ¡dos años! Posteriormente, una vez pacificadas, el modus vivendi romano se apodera de sus habitantes y gozan de un largo periodo de prosperidad y paz.
En nuestros días, las islas han sido conquistadas por legiones de turistas que disfrutan tostando sus cuerpos al cálido sol en cualquier cala por el día y las fiestas interminables por las noches.
Es un paraíso de sexo, alcohol y drogas ¡Si aquellos duros tipos que lucharon por todo el Mediterráneo levantasen la cabeza!
Por cierto, que hablen un dialecto del catalán es otra historia, muchísimo más reciente. Lo digo por el asunto de recuperar la identidad histórica, porque nunca sabremos hasta qué punto de la historia remontarse para ser políticamente correctos.
¡Hay que aprender historia, no solo la que interesa!
José Romero