lunes, abril 29, 2024
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El piso turístico: ¿chanchullo o economía colaborativa?

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El turismo que viaja a España es muy afortunado: tiene un montón de amistades. En los siete primeros meses del año, casi cinco millones y medio de extranjeros y extranjeras han vivido en “vivienda de familiares o amigos”. Que el 13% de quienes nos visitan sean amistades parece excesivo. Cabe tomar esa cifra de la creciente amistad hispana como referencia de que la vivienda cedida, expresión de la economía colaborativa en este campo, crece de forma notable; a tasas del 15% anual, según el INE.

La economía colaborativa y la vivienda

Gerard Llobet, del Centro de Estudios Monetarios y Financieros, publicó el pasado Mayo un documento titulado: “Qué no es economía colaborativa y por qué no nos debería importar que no lo sea”. Una voz que nos recuerda que la línea entre el intercambio de favores (lo que en realidad debiera definir la economía colaborativa) y el negocio es tenue. Se trata, dice el autor, de gestionar la eficacia que ofrece la tecnología y de encontrar las formas adecuadas de regulación.

La Comisión Nacional del Mercado y la Competencia ha emitido un informe en el que se analizan estos llamados “mercados de dos caras”, plataformas en las que dos agentes intercambian productos. La propuesta es notablemente liberalizadora, lo que ha provocado malestar en algunos sectores de la Comisión y en las organizaciones corporativas de los sectores más afectados.

Son, por lo tanto, dos las cuestiones que las citadas cifras ponen encima de la mesa: los efectos disruptivos de la nueva tecnología sobre el negocio regulado, y cómo regularlos de forma que no rompa la eficacia potencial de las nuevas herramientas.

Por que le llaman economía colaborativa si es sumergida

La página 'insideairbnb' analiza los datos que se deducen de la plataforma Airbnb referidos a Barcelona, Madrid y Mallorca, en el caso de España. Entre las tres ciudades suman, a día 30 de agosto, 33.572 ofertas de viviendas a ceder, más de la mitad son viviendas completas y vacías.

Hay que decir que sesenta personas controlan el quince por ciento de la oferta de viviendas completas en las tres ciudades. Veinte personas controlan el 9,4% de la oferta de vivienda en Barcelona; veinte personas controlan el 3% de la oferta en Madrid y otras veinte el 16% de la oferta en Mallorca. Esto es negocio.

Un 'colaborativo' de Airbn en Mallorca llamado 'Bettina' cede, nada más y nada menos, que 500 viviendas, lo que nos libera de la sensación de la lógica de ausencia de lucro que se supone que define la economía colaborativa. La citada página calcula que los ingresos medios al mes por vivienda son 872 euros en Barcelona, 900 al mes en Madrid y 727 en Mallorca.

Si aplicamos estas cifras tan solo a las viviendas completas alquiladas por Airbnb en estas tres ciudades se hurta al fisco casi 50 millones de IVA al año. Si consideramos los cinco millones y medio de turismo alojado en “viviendas de familiares y amigos” en lo que va de año, y el gasto medio en alojamiento de no mercado, calculado por el propio INE, el total de fraude fiscal puede rondar los mil millones y la aportación a la economía sumergida sería de 2,5% del PIB.

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia ha identificado ocho plataformas de colaboración. Tres de ellas concentran el 65% del mercado: Airbnb (27%), HomeAway (24%) y Niumba (14%): un oligopolio. Puede decirse de otra manera: utilizar Airbnb para alquilar un apartamento en verano es tan economía colaborativa como el uso que se ha hecho de las agencias inmobiliarias. Lo que cambia es la tecnología y el escenario de economía sumergida que, en general, nos ofrece.

Cómo regular

París, Amsterdam y Londres han aprobado normas que reducen trámites, no exigen registros y articulan la cesión de vivienda en el número de días en que la vivienda puede cederse al año. Francia deja libres cuatro meses de la vivienda habitual; en Amsterdam las residencias habituales pueden ser cedidas 60 días al año, sin que se considere actividad profesional; en Londres, cualquier residencia, habitual o secundaria pueden ser cedidas hasta 90 días. En materia de cesión de vivienda, las cesiones españolas son superiores: En los datos citados de Airbnb, las viviendas cedidas más recientemente en Barcelona se ceden 177 días, las de Madrid, 187 y las de Mallorca 117.

Muchos ayuntamientos, especialmente Barcelona que como indican las cifras es la ciudad líder en este tipo de iniciativas, y todas las Comunidades Autónomas han iniciado la regulación del sector. Sugiere el informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia que unos y otras han regulado excesivamente este mercado.

En las comunidades autónomas se ha seguido la tradición reglamentista española. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia ha identificado hasta diez requisitos reguladores, que van desde registros públicos a la wifi, desde regular estancias mínimas a poner placas en las puertas.

Barcelona ha demostrado que se puede poner multa y una policía de vivienda en la calle. Pero, también, que la ordenanza municipal no resuelve la economía sumergida ni cambia la política de vivienda: el plan de reconvertir estos pisos en vivienda social ha sido un fracaso notorio.

Miguel de la Balsa

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