Cuando un partido político como Unidos Podemos se niega a aprobar una resolución como la que se ha llevado a cabo en el Parlamento Europeo, demuestra bien a las claras que si un día gobernasen nuestro país los antisistema comunistas leninistas de Podemos, estaríamos bajo un gobierno que ni respetaría libertades, ni derechos humanos ni tampoco la democracia.
Lo digo porque la negativa de los podemitas a aprobar la resolución sobre Venezuela llevada a cabo en Estrasburgo demuestra la miseria moral de los contrarios a aprobarla, además de demostrar ante qué calaña política nos encontramos.
Dicha resolución tenía como puntos principales la preocupación por el agravamiento de la situación venezolana respecto a la democracia y los derechos humanos, así como preocupación también por la situación socioeconómica y la inestabilidad social. En otro punto, se hablaba de la inquietud por el colapso institucional y la perversa utilización de los poderes del Gobierno venezolano chavista para bloquear el Tribunal Supremo y el Consejo Supremo Electoral para impedir la aplicación de leyes aprobadas por la Asamblea Nacional. Un tercer punto sería urgir al Gobierno venezolano a que liberase inmediatamente a todos los prisioneros políticos como precondición para iniciar negociaciones con la oposición. Y para finalizar, entre los puntos más relevantes estaría el instar y requerir a Nicolás Maduro y a su Gobierno a que se implementen reformas económicas urgentes en cooperación con la Asamblea Nacional.
Pues bien, a todos estos puntos que son el «abc» de la democracia, la extrema izquierda se opone a apoyarlos y aprobarlos, y lo hacen porque los podemitas son cómplices de ese narcogobierno chavista, dictatorial y podrido que gobierna desgraciadamente Venezuela, y que entre otras cosas lo apoyan los de Pablo Iglesias porque son sus mecenas, su espónsor colaborador, el que manda petrodólares para financiar las campañas de Podemos y a quienes los dirigentes podemitas asesoran, y como todos sabemos Venezuela es el banco de pruebas podemita para instaurar la dictadura de la hoz y el martillo en España.
Dice la cúpula podemita que algunos se dedican en esta campaña electoral a azuzar la política del miedo contra ellos, se quedan cortos los Iglesias y compañía, porque lo que a algunos nos dan sus propuestas es verdadero horror y terror cuando vemos que su modelo venezolano lo quieren implantar en nuestro país, porque ellos son parte del cerebro de la operación bolivariana.
Y lo que hoy resulta de Venezuela gracias a esas políticas chavistas-podemitas es un estado de excepción donde hay un desabastecimiento total de alimentos y de medicinas, donde en los dos meses anteriores se han producido más de 75 saqueos en procura de alimentos, donde las tasas de criminalidad son las más altas del continente y del mundo, habiéndose producido el año 2015 la friolera de 27.875 muertes violentas, y donde los medios de comunicación libres no existen en ese país porque ya se ha encargado Maduro de perseguir a todos los periodistas que no sean adictos al régimen, y todo lo controla ‘manu militari’ el Gobierno.
Esta es la realidad de Venezuela que se dibuja viendo colas infinitas de la población para comprar cualquier cosa que les puedan vender, y que resultan tan gratificantes y jocosas para los dirigentes de Podemos que hacen comentarios absurdos y dañinos sobre las colas y su población, y la pena es que ellos no se instalen unos cuantos meses en esas colas para que los venezolanos de bien les expliquen lo que significa y es el régimen chavista-bolivariano.
Ahora que a Podemos y a Pablo Iglesias le ha venido el espíritu del «patriotismo» en España, tenemos los españoles el 26 de junio la posibilidad de rechazar esa España bolivariana que nos diseña en sus programas suecos estos personajes.
Carlos Iturgaiz