viernes, abril 26, 2024
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Contra el terrorismo

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Hoy no puedo comenzar mis palabras sin manifestar, previamente, mi más firme condena y repulsa por los atentados yihadistas perpetrados el martes en Bruselas, la cual hago extensiva a cualquier acción terrorista o violenta, así como expresar mis condolencias y todo mi respeto y solidaridad a las familias de las víctimas.

Ante la convulsión que me provoca un suceso tan terrible y deleznable, trato de reflexionar sobre la naturaleza humana y la causa –si la hubiere- que puede llevar a una persona a cometer semejante atrocidad contra sus semejantes. ¿Cómo es posible que en el ser humano habiten las virtudes y capacidades más fabulosas y, a la vez, en su vertiente opuesta, el mal? Sin duda, toda sociedad madura debería reconocer ambas facetas humanas y asumirlas.

Nos hallamos en un estado de alerta permanente, donde la amenaza del terrorismo ha encontrado su espacio

La sociedad actual no tiene capacidad para erradicar la maldad pero debemos comprender a qué nos enfrentamos y sobre todo, qué es lo que queremos proteger, para defenderlo de forma contundente y sin complejos.

Debemos entender que nos hallamos en un estado de alerta permanente, donde la amenaza del terrorismo ha encontrado su espacio. Y que cada vez que un atentado terrorista azota una ciudad, no solo afecta a un país, sino que atenta contra toda una civilización, la de los derechos humanos y las libertades individuales.

El ámbito de la amenaza se ha globalizado, extendiéndose a cualquier lugar del mundo. El enemigo del terrorismo yihadista no es un ser físico ni material, no son batallones, ni civiles, hombres, mujeres o niños, su enemigo son las ideas y los valores, son los principios que rigen nuestra civilización moderna, tales como la democracia, la libertad, el respeto a los derechos humanos, la multiculturalidad, la pluralidad…

Siendo conscientes de este escenario, parecería relativamente sencillo establecer una estrategia política y militar que lograra contener a los asesinos y salvar nuestra idiosincrasia, sin embargo no lo es.

Sin duda, son múltiples y complejas las causas que vienen obstaculizando el diseño de esa estrategia común. Si me lo permiten los lectores, me atreveré a esbozar, brevemente, tres de ellas: nuestra falta de consciencia sobre determinadas circunstancias; un profundo y arraigado sentido del respeto a los derechos humanos; y la falta de unión.

La vida es el don más preciado que existe, es el primero de los Derechos Humanos

No somos conscientes de que el diálogo no tiene cabida con quienes no confieren valor a la propia vida ni a las de sus hijos. Para nosotros la vida es el don más preciado que existe, es el primero de los Derechos Humanos. Sacrificamos todo por la vida de un hijo; sin embargo, este tipo de terroristas,  cada día convierten a sus hijos en bombas humanas. 

La concepción de nuestro modelo político democrático y de una sociedad basada en la dignidad y la igualdad de todos en derechos, ya sea hombre o mujer, creyente o no creyente, chocan frontalmente con lo que propugna el mal denominado Estado Islámico (ISIS).

Y de este modo llegamos al buenismo, el hecho de ser contundentes en nuestras acciones es completamente lícito, en un momento en el que debemos plantar cara al terrorismo yihadista.

Resulta primordial diseñar una política eficaz y remar todos en la misma dirección. Los Veintiocho de la Unión Europea han acordado resolver el problema de las migraciones a través de la reubicación, pero tan solo un día después de los ataques terroristas en Bruselas, la primera ministra polaca, Beata Szydlo, ha afirmado que Polonia no puede permitirse acoger más solicitantes de asilo «en las circunstancias actuales”. 

Tal vez, por primera vez, habría que establecer una figura jurídica que practicara de algún modo el preventivismo. No se trata de recortar libertades por la seguridad, sino de entender que esa seguridad es la que nos garantiza el ejercicio de nuestras libertades.

Respecto a la falta de unión, la encontramos desafortunadamente, tanto a nivel nacional, como internacional. En casa, parece que hallamos uno de los ejemplos más esclarecedores es la actitud de la formación Podemos, empeñada de forma obsesiva en defender lo indefendible. No olvidemos las palabras de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, pidiendo diálogo con los terroristas de la Yihad para acercar posiciones comunes. Sinceramente, no les veo muy dialogantes con las cientos de personas que asesinan cada día de manera atroz.

Otro ejemplo, entre tantos, el alcalde podemita de Zaragoza, Pedro Santisteve, quien este mismo miércoles aseguraba sobre el atentado perpetrado en Bruselas, que “ahora de alguna forma nos vuelve esa violencia que hemos contribuido a sembrar en el mundo”.

Lo más dramático es que son ciudadanos europeos,  los que se enrolan en las filas terroristas

A nivel internacional, debemos tener siempre presente que el terrorismo no se constriñe a determinados territorios de Oriente Medio, sino que se halla entre nosotros. Lo más dramático es que son ciudadanos europeos, (segundas generaciones nacidas en Europa),  los que se enrolan en las filas terroristas para cometer atentados en sus propios países.

Debemos solucionar problema en origen y para ello, resulta imprescindible, entre otras medidas, asfixiar económicamente a los mecenas que financian el terror, principalmente, a través del negocio del petróleo.

Bruselas, París, Londres, Madrid, Nueva York….somos todos. Todos y cada uno de nosotros conformamos el rostro de una única víctima: la civilización de los derechos y libertades. No lo debemos permitir; hoy, más que nunca, todos contra el terrorismo.

Borja Gutiérrez

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