viernes, abril 26, 2024
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Tragedia griega

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Los griegos siempre están abonados al «NO» en sus referéndums.

El triunfo del «no» en referéndum acabó a mediados del siglo pasado, con la monarquía helénica para instalar la República. Ahora el «no» por goleada de este domingo coloca a Grecia al borde del caos europeo con consecuencias imprevisibles que iremos viendo en los próximos días y semanas.

Tengo un amigo griego llamado Soteris a quien desgraciadamente le he ganado una cena apostada por el resultado de dicho referéndum. La joven ingenuidad política de Soteris le llevaba a depositar toda su confianza en su pueblo. El político argumentaba que los griegos tienen su orgullo pero no están locos, y que el «sí» ganaría, según él, porque saben que salirse del euro y ser un apestado de la Unión Europea con un triunfo del «no» en el referéndum significaría hacerse el harakiri para la sociedad griega.

Mi amigo lamentablemente no quiso entender mis reflexiones de que un gobierno populista y marxista comunista nunca se suicida, que Tsipras de ninguna manera convocaría un referéndum para perderlo y tener que irse a casa con todo su gabinete, y que como en la «admirada y dictatorial» Venezuela chavista de Podemos y de Syriza, el gobierno comunista y antisistema se encargaría de atar todo y dejarlo bien atado para que sea todo para el pueblo pero sin el pueblo.

El único objetivo del Presidente heleno Tsipras está muy claro, desde el momento en que dejó a todos los dirigentes homólogos europeos estupefactos con su órdago negándose a seguir negociando y volviéndose a toda prisa a Atenas para preparar un referéndum contrarreloj. Su argucia estaba pensada y hecha con premeditación y alevosía con el objetivo de ganar la consulta. Una vez conseguido, volver a la silla de la negociación en Bruselas, con el respaldo para él de la mayoría de su pueblo que habló en las urnas y que en su mente perversa e incauta piensa que con esa artimaña la Unión Europea se ablande y conceda una quita que rebaje o anule la casi totalidad de la deuda. Y ya veremos como para todo ello se envolverá en la bandera griega con el resultado victorioso del NO en el referéndum del pasado domingo.

Sería descabellado pensar que la UE pudiese aceptar ese chantaje, sabiendo además en que situación quedarían países como Portugal, Irlanda, Chipre o la misma España que se han encargado de seguir la hoja de ruta marcada por los socios comunitarios y que a pesar de restricciones, recortes y duras medidas económicas y financieras han servido para sanear la economía de esos países. En el caso de España, como hemos escuchado por los medios de comunicación todos en Europa hablan del milagro español gracias a los ajustes del Gobierno de Mariano Rajoy que han permitido pasar de una situación de desastre económico como los griegos, y a punto de ser rescatados por culpa de las políticas económicas socialistas, a ser uno de los países punteros en Europa en previsiones de creación de empleo y recuperación económica en estos momentos.

Por todo ello la Unión Europa no puede permitir hacer excepciones que dejen con caras de canelos a aquellos países donde sus ciudadanos y gobiernos respectivos se han esforzado en hacer los deberes comunitarios. Y veremos si se cumplen las declaraciones del presidente socialista del Parlamento Europeo, el señor Schulz, afirmando que un triunfo del «no» sacaría inmediatamente a Grecia del Euro.

Sin duda alguna, estamos ante el primer capítulo de una tragedia griega que si viviera en estos tiempos Sófocles la describiría a la perfección al estilo de su Edipo Rey convertido en Tsipras rey.

Carlos Iturgaiz

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