En ocasiones no hay nada como un contexto preciso próximo al equilibrio de poder en las relaciones internacionales para favorecer la cooperación en la solución pacífica de controversias o la defensa de intereses comunes. Esto es lo que parece que está sucediendo en la situación de Siria. Falta de un apoyo más decidido entre los miembros de la comunidad internacional, escepticismo de la opinión pública, retirada del Reino Unido por falta de apoyo parlamentario, dudas del mismo Obama y problemas para obtener el apoyo del congreso, entre otros factores, han conducido a debilitar la opción hegemónica unilateral de intervención militar en favor de la fórmula cooperativa. Del otro lado, Rusia necesita demostrar que preserva capacidad de influencia en la zona más allá del veto persistente en la ONU y cuando ha percibido la amenaza del uso de la fuerza sobre Siria se ha agarrado al cable que involuntariamente le lanzó el Secretario de Estado, John Kerry, cuando sugirió que Siria podía librarse de un ataque si abandonaba su arsenal de armas químicas.
Si estos cambios se producen, bajo control internacional ordenado por el Consejo de Seguridad en virtud del capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, los intereses de EEUU pueden quedar de algún modo satisfechos, teniendo en cuenta que el principal motivo para la intervención militar era disuadir del uso de armas químicas en el futuro y en otros países. La cuestión más difícil será que Rusia acepte algún tipo de represalia si el gobierno sirio no coopera. No debería quedar en un segundo plano, como una simple cuestión retórica, el objetivo de castigar por la comisión de crímenes de guerra y contra la humanidad. Según el informe del Consejo de Derechos humanos de Naciones Unidas, las hostilidades entre las partes se producen sin ningún respeto a las reglas humanitarias. En este sentido habrá que estar atentos para ver dónde queda finalmente el propósito de someter a los responsables de ambos bandos a la justicia penal internacional. Si este nuevo contexto contribuye a detener la guerra en Siria -un alto al fuego es un requisito para realizar el control del armamento-, y a suprimir su arsenal químico, bienvenida sea la vuelta a la cooperación internacional. A fin de cuentas, Obama fue elegido «para terminar guerras, no para empezarlas». Ojalá.
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Julio Vives