viernes, abril 26, 2024
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La decisión de Esperanza

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¿Se va para no volver? No se sabe ni hay datos que informen de ello. Pero es extraña su insistencia para ocupar la primera línea y ahora anunciar un abandono circunstancial, por motivos inexistentes, de sus responsabilidades políticas institucionales. Se guarda, eso sí, el liderazgo del PP madrileño y deja en manos de su servil primer espada, la presidencia del gobierno autonómico. No hace como Gallardón, que se fue de ministro, y dejó a Botella; ella se va de lideresa autonómica pero se queda de jefa política y deja a su retoño ocupando con igual legitimidad el puesto público.

Cuando alguien ha abusado tanto de la templanza de los demás y ha hecho todo tipo de oportunismo con las situaciones que obligaban a la delicadeza de los otros, cuesta confiar en la buena voluntad de un acto que encierra tantos misterios. Por eso, quizá, entre las filas de los más leales al presidente del gobierno cunde la inquietud, por eso, y porque al señalar con su dedo de mando el heredero del negocio autonómico, ha contravenido la función reglamentaria de los órganos nacionales de su partido, poniendo una vez más en evidencia el liderazgo político entre los suyos de un mariano Rajoy agobiado por toda suerte de problemas.

La falta de fiabilidad del histrión preparado con cuidadosa cautela, se explica también por la extraña comparecencia pública del personaje. Como en las mejores tardes de feria, ella, sola ante el peligro, enunciando dificultades y razones más allá de todo crédito, acompañándolas de todo tipo de lágrimas de penuria que, vaya usted a saber porque cúmulo de antecedentes, no son en absoluto creíbles más allá de la habitual escenografía populista. ¿Está enferma o goza de buena salud? ¿Está cansada? pero ayer libraba batallas contra gigantes en forma de leyes que se oponen a sus molinos con forma de casinos. No sabemos qué pasa, pero nos inquieta más lo que no pasa: ninguna razón que justifique semejante actitud en vísperas de dos campañas electorales decisivas para su partido.

¿Algo que ocultar? Eso seguro. Pero no algo, sino mucho. Y mucho de ello estará en la agenda de quién ha designado, sin encomendarse a nadie, con el desparpajo de su insolencia política ante los que prefieren eludir el conflicto, como su sucesor en el cargo institucional.

Ahora, que ya se puede hacer el recorrido completo de su trayectoria autonómica, igual es preciso poner en evidencia las conexiones que hay con el origen de su acceso al poder y con la salida definitiva de este. Veremos.

Editorial Estrella

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