Resulta desalentador responder con un SÍ a la reflexión que se hace el editorial, pero, ciertamente, cabe esa posibilidad. Si no, y con independencia de la tendencia ideológica del lector, no podrían entenderse los últimos acontecimientos ocurridos y que tanta polvareda han levantado: los de Castilla-La Mancha, primero; y los de Madrid, después.
Por partes.
Primera Parte. Las vergonzantes y escandalosas acusaciones del Secretario General del PP, Vicente Tirado, en las que aseguraba que la Región estaba en “quiebra total” se han quedado en nada. Él mismo las ha desactivado al verse contra las cuerdas y no atinar a dar argumentos convincentes para sostener las gravísimas inculpaciones vertidas contra el equipo de Barreda. La inexperiencia de los populares –y de este desconocido personaje- no puede ser coartada para eludir responsabilidades ni para buscar, ahora, el beneficio de la ignorancia de la ley. Deberían saber que la administración tiene una intervención profesional y funcional independiente del gobierno de turno.
Entre tanto, la presidenta electa, se mantiene, inexplicablemente, silente.
Segunda Parte. A finales del mes de Abril, a Esperanza Aguirre, se le llenó la boca al decir que en las listas del PP en las elecciones municipales y autonómicas no había ningún imputado por el ‘caso Gürtel’, la mayor trama de corrupción de la historia de la Democracia. Y casi era verdad. La parte de la mentira es que en las listas del PP en diferentes ayuntamientos había trece imputados que, a Aguirre se le había olvidado citar, porque eran “tonterías”. Ahora resulta que el PP ha propuesto a Íñigo Henriquez de Luna, imputado en el ‘caso Bécara’, por tráfico de influencias, como nuevo portavoz del PP en la Asamblea.
En esta misma línea de trabajo que esgrimen los ganadores absolutos, como es el caso del PP, el presidente del Parlamente regional será el mismo consejero de Transportes, Ignacio Echevarría, que hace un par de meses hizo una demostración de ignorancia al negar la existencia del “Metro-Bus”. (Tendrá coche oficial).
Sin duda debe parecer el más indicado –por sus conocimientos- para salvaguardar el Reglamento de la Cámara en favor de los madrileños.
Estos episodios no hacen más que retratar buena parte de la jerarquía política que nos va a gobernar durante los próximos cuatro años.
Por lo visto, les debemos parecer imbéciles.
O simplemente, gilipollas.
¿Nos lo merecemos?
Editorial Estrella