viernes, abril 26, 2024
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Dejen a la gente «intranquila», caballeros

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Hasta ahora las movilizaciones populares contra la crisis no habían desencadenado grandes protestas. Hasta ahora… Porque a la amplitud planetaria del paro, a los abusos de mercados y gobiernos y los ataques directos a los ciudadanos por parte de ambos bandos estos días, al tiempo que caía Irlanda, temblaba Portugal y miraban a España con recelo, se han sumado enfrentamientos en plena calle de los que oiremos hablar en los próximos meses. Las protestas en Europa contra los recortes y subidas de impuestos han coincidido en Irlanda, Portugal, Inglaterra, Francia e Italia. No es casual y las razones de un país a otro son las mismas, hay quien no puede más con esta crisis.

Los estudiantes, expulsados del mercado laboral, incapaces de irse de casa, preferirían acceder a la universidad. El salto entre pagar dos mil euros de matrícula a diez mil, afecta de tal manera a su presupuesto, y al familiar, que temen quedarse fuera. Los recortes a la escuela pública y la subida de tasas son suficiente para que perciban la crisis como un destino en sí mismo. Esta semana, en Inglaterra e Italia es la segunda vez que abandonan las aulas a mitad de mañana. Ante una amenaza de tal calibre, ¿Qué más pueden perder?

Pasa desapercibida la coincidencia de verlos salir el mismo día de Turín a Birmingham, y pasar de las grandes avenidas a los centros políticos. Y es que, cada vez que se mueven lanzan llamamientos de movilización europeos, desde sus plataformas antibolonia y otros grupos. De las ocho huelgas griegas a las imágenes revival del 68 en las calles francesas. Del asalto a la sede Tory, los chavales de Roma fueron al Senado y a casa del primer ministro Grazzini al grito de ¡aquí solo pasan las ‘velinas’! ¿Alguien puede pensar que es espontáneo? Hoy mismo, en Madrid se reunía un grupo de jóvenes con su abogado, imputados por haberse manifestado, de manera organizada, en el palacio de la Bolsa hace dos años. Les acusan, ley en mano, de desórdenes públicos.

Aunque para desorden, el provocado a raíz de las palabras del Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. MAFO atacó el sistema de pensiones sin tener voz ni voto en la mesa del Pacto de Toledo e hizo temblar a otro grupo que no se lo merece. “Las declaraciones han sido muy desafortunadas porque alarman injustamente a los pensionistas”, explican en UGT con la legitimidad de ser parte del pacto de Estado que regula su modificación.

Los organismos internacionales reconocen en sus informes que el sistema público de pensiones es fuerte y sostenible, con superávit, y un fondo de más de 63.000 millones de euros que no tiene por qué tocarse, según dice UGT, y precisan: “El Gobernador debe moderarse y dedicarse a lo suyo, los mercados financieros, a rehabilitar el crédito y conceder liquidez a las Pymes”, por ejemplo. MAFO pide reducir la media, ya congelada, de 890 euros, y se mete así en bolsillos ajenos, porque el 89% de ese dinero son cotizaciones sociales y el resto ingresos públicos.

A las formas de MAFO, se han unido los jueces. El Gobierno ha llevado al Consejo de Ministros la propuesta de retirar la custodia exclusiva a los hombres condenados por maltrato. La ministra hace el anuncio en el Día Internacional contra la Violencia de Género y las asociaciones de jueces caen en tromba. Sobre la reacción de sus portavoces, en las asociaciones de mujeres creen que podían haber moderado el tono y las formas. De nuevo, Leire Pajín por medio, disparan al mensajero y olvidan que la iniciativa complementa una reforma ya hecha del Código Civil, con la intención de proteger a los niños. Pero sobre todo, esperaban algo más de sensibilidad en público y valorar si caben otras alternativas.

De la onda expansiva que deja el choque entre especulación, gobiernos y mercados queda la intranquilidad de todos los demás. Porque cuando ellos se enzarzan en dudas e intereses el resto se la juega. Los que estudian, sin trabajo, y con más tasas; las mujeres que temen escuchar otra vez aquel “entiéndete con tu marido”; los que no tienen fondo que les salve de la deuda hipotecaria; y en el polo opuesto, las directivas que observan el 35 a 2 en la escala de género de empresarios invitados a la Moncloa. Y en esta intranquilidad generalizada, bastan unas palabras de MAFO, FMI o sucedáneos para que la inseguridad cotice por las nubes. Parece que se olvidan, haciéndonos caer en el tópico de tanto repetirlo, de que la función continúa con el dinero de los espectadores, al menos podían evitar algo de ruido.

Pilar Velasco

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