viernes, abril 26, 2024
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Políticos muy habladores

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Si, como dicen ahora todos los representantes políticos, se ha acabado el tiempo de la palabrería y ha llegado el momento de los hechos, estamos también en el de la indignación. Seamos serios: no hay por el momento nadie que, con la ideología o las opiniones que sean, haya ofrecido a los ciudadanos un programa razonable y serio para salir de la crisis económica. Ni incluso para enfrentarse a ella y tratar de evitar la sangría. Que el Gobierno no acierta es una evidencia, se diría incluso que su miedo escénico le impide ofrecer un diagnóstico preciso. Y, a la hora de las propuestas, la improvisación y la incoherencia son moneda de uso común, manifestación de un desconcierto que se pretende disimular presentando a otros como aún en peor situación que nosotros incluso más allá de las obligaciones que corresponderían a quien ejerce la presidencia rotatoria y «funcional» de la Unión.

Pero ¿hay alguien que, ante este desastre, pueda decir que el programa del PP le convence? No es fácil entender, desde luego, que un partido lleno de especialistas en economía, muchos de ellos con experiencia de gobierno, se encierre de tal modo en una burbuja en la que parece estar sólo con el PSOE, al que critica con pasión, como si todo fuese una representación teatral en la que la habilidad retórica tiene más importancia que el texto y las propuestas. Bien, sabemos que el PP quiere rebajar los impuestos, planteado así, de modo general, un tanto ambiguo, porque, por ejemplo, mientras algunos de sus dirigentes hablaban de subir el IVA para bajar las cotizaciones empresariales otros criticaron lo primero. No sabemos, sin embargo, si hay que reducir el gasto público sin hacer lo mismo con el de las comunidades autónomas y entidades locales -porque ahí sí mandan- ni si las «ayudas» que reclaman para empresas (¿qué empresas?) resultarán gratis al contribuyente. Tampoco si, en contra de lo que han venido diciendo siempre, los populares piensan ahora que elevar la edad de jubilación es, con lenguaje tipicamente sindical, «un recorte de derechos». Y se podía seguir…

Para esto mejor que se callen todos hasta que alguno de ellos, como si fuese un milagro, tuviera algo serio que decir.

Germán Yanke

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